Soñé que la nieve ardía
“Soñé que la nieve ardía, y por soñar imposible, soñé que tú me querías”. Lástima que no pueda hacer sonar a una rondalla entre las letras de esta maravillosa jota. Lo que quiero deciros es que los grandes sueños imposibles merecen el sentimiento que da fuerza al alma, ese poder humano todavía capaz de alcanzar la gloria de lo sublime. Sin sueños, los hijos de Dios hechos con la tierra y el agua pronto decaen, para ser tan solo animales racionales, seres sin más objetivo que la supervivencia. Un sueño imposible se acompaña de la esperanza de que, si alguien se decide a soñarlo, no importa hasta dónde llegue en su intento de hacerlo realidad, habrá traspasado la línea que, más allá de una vida cualquiera, nos transporta al verdadero paraíso, el que se produce dentro de un espíritu valiente. Creo que, a estas alturas, todos nos damos cuenta del drama que se está produciendo en el ámbito humano; todos, pero cada cual en su particular percepción, claro. Hay quien se apunta un bombardeo o manifestación para protestar por el cambio climático, pero sigue fumando delante de sus hijos. Si lo que puede hacer por el momento es no consumir plásticos, y lo hace sin pretensiones de superioridad moral, puede que alguien lo note y lo anime con el estímulo que se merece. Muchos movimientos populares son solo para pedir que alguien haga algo sin compromiso alguno. “Hay que cambiar las cosas”. Lo que hay que cambiar está dentro de cada mente y de cada corazón; en unos casos tendrá un objetivo definido y en otros habrá que averiguarlo, eso porque lo que no podamos conseguir como individuos no cabe esperarlo de la sociedad, y lo que no se consiga en la sociedad no lo conseguirán políticos, empresarios, banqueros, oenegés, o las multinacionales de la religión, y... a la vista está. Las “cosas” que unos quisieran arreglar perjudican los intereses de los otros, de modo que no cabe esperar soluciones de entidades interesadas en sí mismas. Si persistimos en el sueño de un mundo mejor, Dios nos hará despertar en el, ...l si que puede. (Apocalipsis 11:18).
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