La Nueva España » Cartas de los lectores » Pantalones caídos

Pantalones caídos

13 de Mayo del 2010 - Ramón Alonso Nieda (Arriondas)

LA NUEVA ESPAÑA en su edición del 05.05.10 publica "Símbolos en la escuela", del profesor Juan Luis Paz Martínez, un texto muy denso no solo porque en 174 líneas no incluye un solo punto y aparte, sino también por el discurso que elabora. Una lección muy instructiva sobre el uso de los símbolos por los adolescentes. Lástima que ese rico conocimiento de psicólogo y sociólogo, pacientemente acumulado en la observación y en el análisis y expuesto en una descripción ajustada y minuciosa, muy convincente, venga circunscrito por una dogmática apriorística y sectaria, más cercana de la propaganda de comisaría y de cheka de los años 30 que de la prosa científica de cualquier época.

En efecto, aunque el texto se adorna con ribetes de disidencia y contestación, enarbola en realidad la bandera políticamente muy correcta de la alianza de civilizaciones y del anticristianismo obligatorio (esta nueva religión fuera de la cual ya no parece que haya salvación). Una alianza en la que todas las civilizaciones son las bienvenidas, menos la nuestra, que hay que evacuar de urgencia por el desagüe, al parecer por elementales razones de higiene (mental y de la otra). Dice Paz Martínez de pasada que no es esta religión (la católica) especialmente paradigmática de la defensa de la mujer. Sabemos sin embargo cómo termina aquel episodio en el que le llevan a Jesús una mujer pillada en adulterio: -¿Dónde están los que te acusan? ¿Ninguno te condena? Ninguno, Señor. Pues yo tampoco; vete y no vuelvas a pecar. Y desde entonces (que va ya para 2010 años), en el ámbito cristiano (católicos, protestantes y ortodoxos, más del 40 por ciento de la humana humanidad) a las adúlteras no se las felicita pero tampoco se las apedrea. En el mundo musulmán, donde rige la sharia, se las entierra de cintura para abajo y se las lapida concienzudamente de cintura para arriba; con resultado de muerte para la totalidad de la criatura (que la muerte no se aplica por porciones). Si esta diferencia de trato no la considera Paz Martínez paradigmática, algo tendrá que ver con el hecho de que no sea él mujer, ni musulmana, y puede que ni adúltera

Pero vayamos al núcleo duro de la argumentación de Paz: -¿Acaso no deberíamos prohibir entonces, se pregunta D. Juan Luis, los símbolos católicos portados por el alumnado cadenas, crucifijos, medallas, anillos, rosarios, estampitas, etcétera- por poder, presuntamente, representar a una presunta red criminal internacional de pederastia, homofobia y que delinque contra la salud pública al prohibir el preservativo? No es que Paz Martínez se pase aquí unas cuantas estaciones; hace tiempo que dejó la vía y sigue circulando a campo traviesa a alta velocidad (A lo mejor estos alardes puntúan en los concursos de traslados). Lo acabo de verificar en Wikipedia, la Iglesia católica cuenta con 1.166 (mil ciento sesenta y seis) millones de adeptos. Imaginen, si la decencia se lo permite, esta turbamulta de millones y millones, compuesta mayoritariamente de presuntos homófobos y pederastas, fornicando a pierna suelta y sin preservativo. Como presuntamente más del 90 por ciento de los padres y de las madres y de los alumnos y de las alumnas (que así se habla ahora) pertenecen a tan perniciosa secta, también podemos imaginar al bueno de Juan Luis acudiendo a clase equipado no solo con preservativo sino con escafandra y armadura. Y aunque estuviera confundiendo la parte con el todo y se refiriera solo a los tres mil obispos y seiscientos y pico mil clérigos católicos, presuntamente coaligados en una mafia internacional para crímenes de sexo, pues tampoco sería minúsculo el estropicio.

El inconveniente de estos razonamientos à lemporte-pièce es que invitan y legitiman la argumentación a pari. Las estadísticas confirman que los casos de mariconeo y manumisión de menores son cuando menos tan frecuentes en las organizaciones y en los centros laicos como en los religiosos. Cosa por lo demás bien lógica, ya que la educación católica (eso se le reprocha) refuerza el super-yo freudiano, represivo, que le dice a la conciencia aguántate (eso sería la continencia), mientras que la ética progre promueve el principio de placer, la ley del deseo (- Si te apetece, adelante; no te reprimas, es tu derecho). Pues argumentando a pari, se podría prevenir a los clientes de los centros públicos -Ojo, que presuntamente cobijan una horda de simios lúbricos que, entre clase y clase, practican la erótica sin complejos de aquí te pillo y aquí te mato. O puesto que hay docentes capaces de destilar sutilezas tan sutiles como la que nos ocupa (o de alumbrar sin comadrona paridas como esa), tal vez convendría no bajar la guardia no vaya a ser que el profesorado esté formado por una nutrida red de presuntos sectarios y mentecatos.

En ambos casos se nos echarían encima, en formación de combate, las escuadras sindicales. En cambio, podemos imaginar la entrada triunfal de Paz Martínez en la sala de profesores (o en el bar del barrio), con el trofeo del periódico con su carta impresa bajo el brazo (o tal vez a este docente lo tienen liberado para que dé lo mejor de sí en un Centro de Profesores). Escribe J. L. Paz Martínez desde Mieres. ¿Qué está pasando en las cuencas para que reine allí esa espesa y anacrónica unanimidad de cheka? Tanto dinero tonto tirado alegremente no parece que produzca inteligencia al por mayor. seamos honestos y sensatos, nos exhorta nuestro autor. Eso; pues aplícate el cuento, guapo.

Cartas

Número de cartas: 45931

Número de cartas en Septiembre: 35

Tribunas

Número de tribunas: 2081

Número de tribunas en Septiembre: 3

Condiciones
Enviar carta por internet

Debe rellenar todos los datos obligatorios solicitados en el formulario. Las cartas deberán tener una extensión equivalente a un folio a doble espacio y podrán ser publicadas tanto en la edición impresa como en la digital.

» Formulario de envío.

Enviar carta por correo convencional

Las cartas a esta sección deberán remitirse mecanografiadas, con una extensión aconsejada de un folio a doble espacio y acompañadas de nombre y apellidos, dirección, fotocopia del DNI y número de teléfono de la persona o personas que la firman a la siguiente dirección:

Calvo Sotelo, 7, 33007 Oviedo
Buscador