¿Qué pasa con el pin pam pum parental ?
Desde que la historia existe, los padres han querido educar a sus hijos en unos valores que en su mayor parte ellos mismos adquirieron de sus progenitores, y así hasta nuestros días. En ese intento han tenido la colaboración de la escuela o no tanta, depende de las épocas, de las culturas, de la política, de la religión, o incluso de la filosofía del momento. Hoy la política se adueña si puede de todo aspecto de la vida social, que naturalmente puede comenzar en la escuela. No es un panorama que ilusione al ser libre pensante. Creo yo, que en definitiva solo soy uno nada más, pero que sí me considero un libre pensador, pues eso, que no es tranquilizador este presente donde todos los que pueden meten la zarpa para manipular en lo posible a la masa y fastidiar más allá de lo posible al que tiene un criterio firme, educado, contrastado y experimentado, que quizá por eso mismo no es fácil de manipular. Esto no es la juerga de Mayo del 68, esto es el trágala del 18 en adelante. ¿Cómo defenderse del trágala, si ya está instalado en todo el ámbito de la sociedad? Pues... como en toda resistencia, protegiendo el yo sin exponerlo para simple escarnio, eso sí, sacándolo a relucir cuando pueda servir a nuestro prójimo, porque... si no hay amor al prójimo, si no nos la jugamos por él, toda idea es papel mojado. Sí, es arriesgado, pero la vida carece de valor si no hay riesgo por la verdad, el honor, la dignidad, la honestidad, la nobleza, la generosidad, la lealtad, y... claro está, el amor, el amor al otro que conlleva indisolublemente el respeto, el respeto a su libre pensar, a su libre sentir, con el solo límite de eso mismo: el respeto al otro pensar y el otro sentir, siempre y cuando ese pensar no vaya contra tu libertad o ese sentir no vaya contra tu vida. Ahí es donde todo empieza y acaba, en la ley. Por favor, que nadie manipule la ley ni a favor de sus hijos ni en contra de los nuestros.
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