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Sordos y mucho mejor preparados

21 de Enero del 2020 - Irene González (Oviedo)

En respuesta a las cartas publicadas por M.ª Ángeles Talavera Martín y José Javier S. Piñera en LA NUEVA ESPAÑA en referencia a una entrevista a mi persona, publicada en este mismo diario el día 15 de enero, acerca de la contratación laboral de personas con discapacidad auditiva que me gustaría contextualizar y matizar con detalle.

Esa entrevista fue efectuada al hilo de una campaña que trata de hacer llegar al empresariado asturiano las capacidades y potencialidades de las personas sordas a la hora de desempeñar un trabajo remunerado porque, si el paro es un problema social para la población general, lo es con mucha más virulencia para las personas con discapacidad, auditiva en este caso.

Son muchos los avances que se han conseguido a lo largo de la historia para las personas con discapacidad, pero muchos también los caminos que quedan por recorrer. Atrás quedan la roca Tarpeya y el Monte Taigeto y fue ya a mediados del siglo XVI cuando Ponce de León demostró que los sordos sí tenían alma y, sin embargo, todavía hoy seguimos oyendo la palabra “sordomudo” o que la lengua de signos es un lenguaje, cuando es una lengua de pleno derecho y entidad.

A lo largo de mi larga trayectoria trabajando por las personas con discapacidad, siempre he defendido el uso de la lengua de signos, que no lenguaje (concedámosle el indulto al error periodístico), y he respetado el derecho de los padres a escoger la lengua vehicular en la que quieren educar a sus hijos, siendo en muchos casos el bilingüismo, mientras que otras familias han optado al cien por cien por el oralismo y otras por la lengua de signos en exclusiva. Quédese tranquila porque yo también recomiendo encarecidamente la LS a esa familia cuyo implante no da los resultados esperados o ni siquiera es posible, además de en otras muchas ocasiones, porque saber dos idiomas siempre es mejor que uno. La ley 27/2007 reconoce los derechos de todos ellos y mi papel institucional como trabajadora en defensa de este colectivo es reivindicar el cumplimiento estricto y riguroso de la ley, tanto en lo relativo a ayudas técnicas y humanas para todos y cada uno de ellos (ILSE, subtitulado, App, FM, bucles...) como en otros aspectos y en este campo aún falta mucho por avanzar, como usted bien sabe.

En relación al controvertido 95% la remito a la página del Instituto Nacional de Estadística, donde está colgada la Encuesta sobre Discapacidad, Autonomía personal y Situaciones de Dependencia (EDAD 2008) y dentro de ella a los datos relativos a población española con discapacidades de audición que utilizan la lengua de signos para comunicarse. A día de hoy es el último censo que el Estado ha realizado sobre personas con discapacidad.

Los datos de porcentaje de personas con discapacidad auditiva nacidas en España son datos procedentes de la Comisión para la Detección Precoz de la Sordera Infantil (CODEPEH), porcentajes que se cumplen también en nuestra comunidad autónoma.

Apoyándome en los datos anteriormente expuestos manifesté que, afortunadamente, la LS está extinguiéndose como “único” medio de comunicación disponible para personas sordas porque, hoy en día, existen recursos educativos y tecnológicos para que también accedan a la lectoescritura y a la lengua oral, el 95% lo hace sin excluir que conozca otras lenguas, lo que da lugar a nuevas generaciones de personas con gran formación competencial y con mejor integración, que no perfecta en algunos casos. La libertad individual y las circunstancias personales marcan la diferencia en cada caso.

Siento enormemente que el resumen se haya quedado en que se está extinguiendo sin más, y haya dado lugar a interpretaciones torticeras y tergiversadas, porque el hecho de que una persona sorda pueda pasar desapercibida significa para mí que también conoce los códigos para comunicarse con otras personas que no dominan la LS, y eso suma en lugar de restar, no que tenga nada de qué avergonzarse, como no lo tiene quien pueda pasar desapercibido en Londres porque sabe hablar inglés. Eso, y no otra cosa, quise transmitir al empresario que está interesado en contratar una persona con discapacidad y desconoce que sí puede comunicarse con su empleado porque este es una persona plenamente capaz en su diversidad.

Quiero finalizar transmitiéndole a usted y a todos los que así lo han sentido que tanto mi postura como la de la asociación en la que trabajo es la del respeto y defensa de la LS. Estoy a su disposición para que se ponga en contacto conmigo, sabe donde encontrarme, porque la suma y no la resta, también entre profesionales, va en beneficio de las personas con discapacidad auditiva.

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