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La incoherente ministra Celaá

19 de Febrero del 2020 - Juan Goti Ordeñana

¡Cómo no acordarse de la actual ministra de Educación, con su ceño adusto y huraño, cuando la hemos visto con tanta frecuencia como portavoz del Gobierno socialista anterior! No es fácil olvidar el gesto despectivo para con la sociedad, y la afirmación dogmática en sus advertencias y comunicados. Pues bien, ahora desde su Ministerio de Educación se muestra aún más imperativa en el incidente de Murcia, que, siendo una decisión lógica de la autonomía que regule a su manera la enseñanza, ya que es una competencia transferida, se ha permitido la Ministra el lujo de enviar un "requerimiento al Ejecutivo murciano" para instarle a desistir de esa medida por cuanto constituye "una censura previa, que va incluso contra la libertad de cátedra". La autonomía hasta el día de hoy no ha dado respuesta a este requerimiento. Parece que Isabel Celaá no sabe que es distinta la libertad de cátedra, que no se limita en este caso, y la libertad del alumno de elegir el tipo de educación, que es lo que viene al caso.

Con motivo de este incidente la Ministra nos ha enseñado que "no podemos pensar de ninguna de las maneras que los hijos pertenecen a los padres". Señora ministra, según el sentido que se dé a la palabra "pertenecer", pues ciertamente no son propiedad de los padres, pero sí están bajo la protección de los padres, porque estos tienen que tomar las decisiones por el niño. Puesto que no creo que la Ministra piense que el niño de 2 o 3 años va a tomar decisiones por sí mismo, responsabilizándose de sus acciones. Para el ordenamiento jurídico, hasta hoy día, la patria potestad es un conjunto de derechos y obligaciones que corresponden a los padres o progenitores.

Ahora bien, en los momentos actuales. ¿Qué Ministerio o departamento del Estado se va a encargar de dar de comer gratis a los niños una vez que los haga suyos? ¿Quién les va a mecer en la cuna, aguantar sus lloros, bañarlos y sobrellevar todos los trabajos que conlleva el criar a un niño? Toda esta labor tienen que hacerla los padres, y además responsabilizarse de lo que puedan deshacer sus hijos. Ahora bien, si los hijos son del Estado, no basta con un requerimiento, tendría que montar un tinglado adecuado para atender todos estos deberes.

La patria potestad comprende respecto a la formación: el sostener física y moralmente a sus hijos hasta el tiempo de la mayoría de edad o de la emancipación. Este conjunto de derechos y deberes están reconocidos en la Constitución y, por tanto, por encima de las ideologías feministas e izquierdistas. Ahora bien, conociendo de qué forma tratan y educan a los menores tutelados, cuando se ponen en manos de organismos públicos, no anima a pensar que la idea de la Ministra constituya ningún progreso. Si no, considérese el ejemplo del Instituto Mallorquín de Asuntos Sociales (IMAS). Se trata de un escándalo que, además de no cuidar de los menores, la Administración no ignoraba, porque era notorio que las menores eran captadas para prostituirse a cambio de drogas o dinero, y la Administración balear intentó no corregir el hecho, sino "ocultar los casos de prostitución de menores tutelados por IMAS", sin que la líder del Ejecutivo, Francina Armengol, asumiera su responsabilidad. Como se ve, si ahora tenemos un desajuste a nivel de la Administración autonómica, ¡a qué límites llegaría si estuviera la responsabilidad de todos los hijos en manos del Estado!

Señora Celaá, le preguntaría con una expresión de otro tiempo: ¿qué hace una chica como usted en un Gobierno como este? Me ha admirado su currículum y los maestros que ha tenido en el PSOE, lo que me lleva a preguntarle: ¿cómo conociendo y formándose con aquellos partidos de Euskadiko Ezquerra y socialista vasco puede participar en el de hoy con Pedro Sánchez? Piense en la barbaridad que ha dicho y enseñe a este Gobierno a estar en su sitio. Parece mentira que una persona nacida en Neguri, con una mansión señorial, pueda rebajarse a aceptar esta descabellada ideología del feminismo actual, que hace a los hijos patrimonio del Estado. Esta es una doctrina del nazismo alemán y del comunismo más cruel, por lo que no se puede entender su actitud.

Porque usted nació en una familia católica, y afirma ser católica. Como consecuencia, sus primeros estudios los realizó en el colegio del Sagrado Corazón de Bilbao, y luego los completó con la carrera de Derecho en Deusto, Filosofía y Filología Inglesa en Valladolid, alcanzando después una cátedra de Filología Inglesa, aunque no sé cuántos años ejerció la enseñanza, puesto que empezó su carrera política con Juan María Bandrés en Euskadiko Ezquerra, político extraordinario que no admitiría su actual actitud, y luego se pasó al partido socialista del País Vasco, donde trabajó en el departamento de educación con Fernando Buesa, que fue asesinado por la ETA, y con José Ramón Recarte, a quien un disparó de ETA le desfiguró la cara, a quienes sucedió usted más tarde en la Consejería de Educación de Euskadi. ¿Cómo ha podido olvidar el trauma que supusieron estos hechos, para ahora colaborar con un partido que pacta con Bildu, heredero de ETA, y concede toda clase de privilegios a esos criminales?

Su sentido católico de la vida lo ha demostrado en la educación que dio a sus dos hijas en el colegio Bienaventurada Virgen María-Irlandesas de Leioa (Lejona), un colegio concertado y católico en donde los alumnos reciben una educación trilingüe -español, euskera e inglés-, a lo que hay que añadir que entonces era un colegio diferenciado, "segregado", como dice su partido ahora.

Con el sentido de la política que recibió de su familia y de los políticos con los que colaboró en Euskadi -Bandrés, Buesa y Recarte- y con la actitud que usted misma ha tenido en la educación de las hijas, ¿cómo se puede comprender que haya tomado estas actitudes a sus 70 años, cuando más bien debería pensar que le ha llegado la hora de la jubilación? Con tal incoherencia en su vida, el ciudadano español se pregunta si en verdad conserva algo de lógica.

Para concluir quiero recordarle el artículo 27.3 de la Constitución, que creo que ha debido de olvidar de sus estudios de Derecho en Deusto, si no es algo peor, que lo quiera interpretar como hace el descabellado e incoherente feminismo que tiene alrededor y que le ha trastocado la cabeza: "Los poderes públicos garantizan el derecho que asiste a los padres para que sus hijos reciban la formación religiosa y moral que esté de acuerdo con sus propias convicciones". Es evidente en este artículo que los padres pueden elegir la formación religiosa y moral de los hijos menores.

La barbaridad que con sus colegas de Gobierno ha dicho y que le ha llevado a actuar demuestra la transformación que está teniendo por un Ministerio, y que le ha conducido a una ideología irracional y absurda.

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