Las humillaciones que no salen en televisión
Manolo Lama dejó en ridículo a toda España a nivel europeo el pasado 12 de mayo cuando decidió dar una limosna a un mendigo en Hamburgo junto a algunos aficionados del Atlético que estaban en la ciudad para ver a su equipo en la final de la Liga Europa. Cuando, por suerte, nuestra conciencia y nuestro respeto nos hizo estallar en protesta contra semejante atrocidad y falta de decencia, la cadena que lo retransmitió y Lamas hacen un comunicado en el que piden perdón: «Sólo quería arrancarle una sonrisa a ese pobre hombre». En principio tal perdón oficial estaría bien, si no fuese porque mientras se retransmitía, tanto Lamas como sus compañeros se estaban riendo y recalcando su supuesta verdadera intención. Pero, con tan sólo ver el vídeo, que ha invadido las redes sociales bajo el título de «Lama humilla a un mendigo», se puede comprobar que el periodista nunca tuvo ningún tipo de respeto por aquel pobre hombre que, en el suelo y con su perro en brazos, miraba atónito las bufandas y camisetas que los aficionados le estaban dando, bufandas y camisetas que le hubiesen sido muy útiles para combatir las noches al aire en Hamburgo, y que luego le quitaron. Pero no todo se quedó ahí, sino que algunos aficionados también le echaron en su pequeño plato, donde espera recoger un par de monedas para poder comer algo probablemente por primera vez en el día, tarjetas de crédito e incluso móviles que también le volvieron a quitar. Aun así, lo más triste del vídeo no es tanto el acto del propio Lama y de los varios aficionados que buscaban sus cinco minutos de gloria en la televisión, sino la perpleja cara del mendigo, que, resguardado del frío bajo una manta, se ve rodeado de personas que no hablan su idioma y sonríen para salir guapos por televisión. Ahora miles de aficionados y muchos no aficionados están haciéndose oír para que se tomen medidas contra el periodista, aunque sabemos que no se va hacer. Después de todo, aunque la cadena ha pedido perdón públicamente, la audiencia no acepta las disculpas: no las aceptamos porque no se trata de un error, sino de una ofensa, una violación de los derechos humanos. Lo peor es que, a pesar de todo este revuelo, ese hombre sigue sobreviviendo a duras penas en las calles de Hamburgo, junto con su perro. Y Lama ha conseguido publicidad no sólo para su imagen pública, sino para su cadena también. Por eso, en recuerdo de esta atrocidad, deberíamos pensar en dar una verdadera limosna al próximo mendigo que veamos en la calle bajo la manta, sólo por si otro como Lama decide pasar por allí y hacer otra graciosada de semejante calibre. Si eso ocurre en la televisión en directo, ¿qué pasa realmente tras el telón?
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