El gran problema de la autoexigencia
Habrá quien piense que hacer las cosas simplemente porque te lo exiges a ti misma y no porque nadie te lo pida es una gran virtud. Pero no es tan simple. Cuando alguien espera algo de ti, si no cumples sus expectativas, siempre te queda el consuelo en tu mente de pensar que esperaban demasiado y te conformas porque tú piensas que fue suficiente y que no puedes más. El inconveniente está en que, cuando tú te autoexiges y no lo consigues, no llegas a cumplir la expectativa que tenía sobre ti la persona más importante, tú. Y eso tu cerebro te lo hace pagar, pensando en los méritos que hubieras conseguido, lo feliz que hubieras sido... recordándote constantemente que has fracasado, inconscientemente, cumpliendo así las palabras de Sabina: “He defraudado a todos, empezando por mí”, nublándote la vista para que no veas que tu logro ya es suficientemente grande e importante, y para que no veas que para la gente que te rodea ya eres perfecta.
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