El juego en España, una lacra social
Se está hablando y escribiendo mucho en los últimos días sobre el coronavirus, una epidemia que está causando ya gran número de víctimas y que amenaza con convertirse en una pandemia si no se consiguen los remedios adecuados para frenar su expansión. Es, sin duda, un grave problema mundial, tanto sanitario como económico, por las repercusiones que tiene y que va a seguir teniendo, salvo que se encuentren soluciones que no aparecen en el horizonte.
Salvando las distancias, y desconociendo lo que esté ocurriendo en otros países, en España llevamos soportando desde hace tiempo una plaga que se está extendiendo como una mancha de aceite y que a las autoridades no parece preocuparles en exceso, a pesar de los estragos que está causando en la sociedad. Me refiero al juego, a todo tipo de juegos de azar, que no solo están admitidos, sino que no tienen ningún límite para difundirse o publicitarse.
En España se puede apostar por todo, y las casas de apuestas campan a sus anchas ofreciendo “ganchos” de todo tipo para captar clientes, muchos de los cuales se convierten en adictos y arruinan sus vidas.
Si la Administración del Estado no toma medidas más drásticas para frenar esta sangría, mucho me temo que con el paso del tiempo la ludopatía en España se convierta en una plaga social irreparable.
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