El fútbol espectáculo, en caída libre
A pesar de que hay una gran diferencia de puntos entre el Barcelona y el Madrid con respecto al resto de los equipos de la Primera División, lo cierto es que los dos conjuntos punteros están muy lejos de practicar su mejor fútbol, lo que indica el nivel del resto de las formaciones.
Los dos equipos más laureados del fútbol continental están luchando por el liderato en la Liga, pero más que marcar goles, que es la salsa del fútbol, luchan por mantener a cero su portería y por controlar el juego en el centro del campo, por lo que los partidos resultan cada vez más aburridos.
Si este es el nivel de los “grandes” de la Liga, el de los “medianos”, obsesionados con clasificarse para alguna competición europea, y el de los “pequeños”, luchando por no descender de categoría, lo que nos espera en el futuro inmediato de nuestro fútbol es más de lo mismo, y no parece que a corto plazo pueda mejorar el panorama.
Las tácticas, las estrategias, el posicionamiento en el campo, el estudio del contrario y los marcajes se han impuesto de tal modo que, salvo algunas pocas estrellas que brillan con luz propia, como Messi o Mbappé, capaces de desequilibrar por sí solos a los conjuntos contrarios, el resto de jugadores participan de una dinámica impuesta que no beneficia en nada al fútbol como espectáculo.
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