Seres-pensantes y ciudadanos-de-a-pie. ¿Juntos?
Érase una vez un bonito Principado en el que nadie tomaba ninguna decisión, incluso sabiendo que una elección mal tomada o no razonada a tiempo traería la desgracia y el dolor a sus ciudadanos. En los siguientes párrafos intentaré haceros entender esta historia que han estado contando nuestros antepasados para que nunca, nunca jamás se vuelva a repetir.
Hace muchos, muchos años, en un Paraíso Natural en las afueras perdidas de un país en los límites de Europa, y que estaba gobernado por unos seres tremendamente insensibles y fríos que no veían más allá de sus propios despachos, surgió un enorme problema, una especie de calamidad lenta, silenciosa y asesina, igual que muchos siglos antes había ocurrido en la Biblia con esas plagas de Dios a los hombres cuando no se portan “especialmente” bien. Este azote e infortunio no acababa de solucionarse. Las personas pensantes de este “Principado-de déjalo-para-después” no solucionaban nada, nunca se sabrá por qué. Supongo que ahorrar fue el motivo más importante y crucial. Me inclino a pensar que, si se reducía la masa de individuos, los gastos disminuirían en gran medida.
Y eso fue lo que llevaron a cabo, tramitaron leyes que consistían en “mirar-para el-otro-lado” o esta otra la de “no-dar-importancia-a-los-asuntos-verdaderamente-cruciales”. La población disminuyó, ellos se contaminaros también, y, cuando se dieron cuenta, ya era demasiado tarde. Los “habitantes-de-a-pie” mermaron de una manera desorbitada, pero esos “seres-pensantes-de-mejor-después”, incluso más, porque no estaban inmunizados al no haber estado en contacto con la realidad trágica y aterradora que se había extendido como consecuencia de su total inacción y desprecio a “los-seres-trabajadores” de este Paraíso Natural.
Transcurren los lustros y todo vuelve a la normalidad. Todos aprendemos a agradecer lo bueno, lo simple, las alegrías, sobre todo por estar vivos. Esos “seres-pensantes-de-mejor-después”, también. Se aprendió, sobre todo, “seres-pensantes-de-mejor-después”, a escuchar a los ciudadanos y a aquellos de los que “los seres-pensantes-de-mejor-después” están encargados de proteger, apoyar y defender.
Desde unos siglos a esta parte, “los seres-pensantes-de-mejor-después” y “los habitantes-de-a-pie” se unieron como una piña ante toda adversidad e infortunio. Las personas están unidas y trabajan para mejorar el bien colectivo. “Los seres-pensantes-de-mejor-después” nunca más observaron las calamidades desde el-alto-del-palomar y se ganaron el respeto incondicional, sincero y devoto de los “habitantes-de-a-pie”.
Termino esta “carta-misiva-llamada-de-socorro-augurio”, y espero que no sea “mensaje-aviso-de-esquelas” como llamada a la cordura dirigida a la “Consejería de Sanidad” y a la “Consejería de Educación” para que piensen en “las-personas-que les-sacamos-las-castañas-del-fuego-siempre”.
Espero que todos los que leen esta carta y los que no hacen nada tomen las medidas oportunas para que esto no vuelva a suceder en este Paraíso Natural.
Muchas gracias por la atención prestada en la lectura de estas líneas, incluso a “los seres-pensantes-de-mejor-después”. Me acabo de enterar de que algo bueno acaba de cambiar. Al menos, hay un poco de cordura.
Un saludo.
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