Polémica sobre la adjudicación de un coto regional de caza
Profunda decepción la que siente una inmensa mayoría de socios de la Sociedad de Cazadores «La Perdiz» de Llanera al ser informados de la desvinculación de esta entidad de cualquier actividad venatoria en las áreas cinegéticas que conforman el coto regional número 115, sobre terrenos de los municipios de Oviedo, Gijón y Llanera, con una superficie de 17.152 hectáreas.
Una medida (afectará a 500 aficionados) que viene precedida, según parece, como resultado de un período licitador necesario y adaptado a concurso público mediante el cual el órgano competente ha resuelto adjudicar la concesión de este coto regional de caza a favor de las posiciones que ha considerado más adecuadas a los fines de la ley y con arreglo a los criterios establecidos en el artículo 28 del reglamento de la ley de Caza de Asturias.
Es en estas normas evaluables donde nace la polémica decisión, por considerar que no se han tenido en cuenta aspectos muy significativos y de especial valoración y, por tanto, preferenciales frente a otros intereses. Es obvio que la capacidad de trabajo y las buenas sensaciones transmitidas por «La Perdiz» a través del tiempo en su responsabilidad contraída en la gestión de los terrenos objeto de este coto, su implantación antiquísima en el municipio y su más que probada y eficaz experiencia en gestionar esta área de caza en los diez años que ha durado su concesión no han sido factores determinantes que les hayan otorgado la confianza de otro nuevo ciclo representativo.
Ha considerado la Consejería competente en este ramo, aunque haya sido su resolución provisional (la ley no permite que sin aprobar el plan técnico de caza se proceda a la adjudicación definitiva), que otras posibilidades deberían tener opciones y han calificado los proyectos presentados, especialmente uno de ellos, con carácter revelador, concediendo a su posicionamiento una prioridad momentánea absoluta.
Ésta es la cuestión que se considera un «agravio comparativo» frente a «La Perdiz», que otras figuraciones hayan sido las auténticas beneficiadas, sin arte ni parte en los logros alcanzados, los cuales han permitido cosechar una espléndida realidad con la presencia de especies de caza en esta área, combinando trabajos en la defensa del necesario equilibrio ecológico en sintonía con el amparo de las especies protegidas e independientemente de otras actuaciones consustanciales y paralelas a su propia actividad, todas ellas de máxima eficiencia, por una proclividad calificadora que presenta aspectos de negativa lógica, será hacer un «flaco favor» a quien ha sido una leal y fiel colaboradora de nuestra Administración, sensibilidades éstas de las que no ha carecido en ningún momento «La Perdiz».
El estado general en materia de caza y especialmente en lo que se refiere a las sociedades locales de cazadores y concretamente aquéllas muy próximas a la finalización de los arriendos de estos cotos regionales deberían estar, es mi criterio, muy atentas en estos concursos públicos cuando tengan que acceder a ellos, pues se desprende de las aptitudes vistas que cualquier entidad advenediza deslocalizada de su contexto les puede arrebatar su posición.
En cuanto a la base muy generalizada de asociados de la Sociedad de Cazadores «La Perdiz», iniciaremos en defensa de lo que consideramos un pronunciamiento perjudicial e injusto para nuestra condición de cazadores y también de afectación directa de todo un sistema social que ha venido garantizando un régimen de igualdad para todos los cazadores las acciones legales a que tuviéramos lugar. Si sobre nuestro futuro comportamiento en aperturas de vías judiciales y recurrentes alguien tuviera dudas, que las disipe, pues a ello estaremos.
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