MUY IMPORTANTE FRENTE AL CORONAVIRUS
Ya he explicado, en otro escrito anterior, que no hay una causa clara de por qué la infancia presenta una clínica mucho menos florida que el resto de la población; aunque, a igual sintomatología, sea lógico que se compliquen gravemente las personas con otras patologías. Si es más llevadera la infección en ellos, no es tan solo porque sean más jóvenes y con mejor salud, pues deberían presentar una clínica similar; aunque, al no tener enfermedades graves concomitantes, la superasen mejor. Pero siendo un virus nuevo y agresivo, lo lógico es que afectara por igual a todo el mundo, incluso más a la infancia, porque los mayores nos hemos curtido en muchas epidemias a lo largo de la vida. La prueba es que, en la mal llamada gripe española de 1918, murió más población infantil y juvenil que adulta.
La diferencia entre los niños y los adultos es que ellos tienen más recientes las defensas contra unas enfermedades causadas por virus de RNA monocatenario (este coronavirus también es de RNA monocatenario), bien por haber pasado la infección o por estar vacunados. Me refiero a la vacuna triple vírica (sarampión, rubéola y parotiditis), que se pone sistemáticamente en la infancia. La hepatitis C también es por virus RNA, pero no todos los niños están vacunados. El virus de la gripe también lo es, pero es un virus mutante que apenas confiere inmunidad para la estación en curso a los mayores que ponen la vacuna.
Es evidente que se trata de enfermedades distintas y virus distintos, pero es muy posible que compartan alguna zona genómica parecida y también proteica. De hecho, algunos coronavirus como este parecen haber adoptado el gen de la hemaglutinina-esterasa de un paramyxovirus (los virus del sarampión y la parotiditis son también paramyxovirus). Las personas adultas y ancianas tienen menos activa la inmunidad frente a esos patógenos, por haberlas padecido o estar vacunados hace mucho tiempo y por ello tienen un “olvido inmunitario”, mucha menor “carga inmunitaria” que los niños a los que se les ha puesto la vacuna triple vírica recientemente.
Creo que, en estos momentos desesperados de la pandemia de coronavirus, urge, como medida desesperada, revacunar o reinmunizar a la población adulta (mayores de 55-60 años de edad, que es la población de riesgo) con la vacuna triple vírica para disminuir el impacto de la enfermedad del coronavirus. Con ello, lo que intentamos es igualar la clínica de la población adulta con la de la infancia y juventud y, quizá, habría menos pacientes que evolucionaran a casos más graves. Con la vacuna crecería la inmunidad frente a virus RNA monocatenarios. Las personas somos distintas genéticamente y físicamente, pero compartimos ciertas características; como también les pasa a los virus. De hecho, algunas vacunas que se están intentando ahora mismo son con otras familias de virus que comparten algo con ellos. No se pierde nada por intentar esto que digo. La vacuna por otra parte es inofensiva. Se pondría a personas mayores no afectadas por la enfermedad, a todas las que la prueba del coronavirus haya dado negativa, inmediatamente de saberlo, a modo de profilaxis, siguiendo los protocolos generales de vacunación (no tuberculosis activas, no enfermos febriles, no VIH, etc., que conocen todos los centros de salud). En 72 horas ya habría anticuerpos, y en cinco días sabríamos si el impacto de la enfermedad en esa población decrece. No obstante, para una mayor protección, se pondría un refuerzo al mes como hacemos con la infancia.
Esto sería mucho más barato y eficaz a corto plazo si, como supongo, da resultado. Porque hay que ser sincero: no se pueden vender cantos de sirena como nos están haciendo ahora mismo. La vacuna contra este coronavirus no va a llegar para esta pandemia. Cuando quiera llegar ya habremos muerto muchos miles de personas; y, sobre los antivirales, aunque los haya eficaces, hay que reconocer que hay muchos intereses creados, y grandes presiones por grandes firmas farmacéuticas que esperan pingües beneficios, como pasó con el oseltamivir en la gripe A. Los antivirales son caros, y además no habrá para todos. Esto que propongo es más barato y comienzo a pensar si las autoridades son renuentes a tomarlo en consideración por esa oscura manía de considerar que solo lo caro es bueno o mejor.
Urge tomar otras medidas, pues no podemos esperar los resultados de los estudios o ensayos para ver qué antiviral es mejor. Las vacunas de triple vírica están ahí ya, al alcance de todos, y nadie, desde una perspectiva médica clínica y científica, puede refutarme que esto que digo no funcione; y, si así fuera, no hemos perdido nada. Al menos, lo hemos intentado. Es una medida tan válida como otra cualquiera mientras no venga la vacuna específica. Medidas desesperadas para momentos desesperados. Cuanto antes comencemos, mejor, pues siempre se tarda algo en despertar esa inmunidad dormida.
Considero necesario y urgente que Sanidad autorice la vacunación sistemática.
He escrito esta proposición en un foro internacional del COVID-19 y muchos colegas extranjeros me apoyan reconociendo que no habían caído en esta posibilidad y que posiblemente tenga razón en lo que digo y propongo.
Clamo desde esta columna para que quien pueda leerme o escucharme –llevo un mes gritando esto–, si puede, transmita esto a instancias superiores y lo haga llegar a quien deba tomar las decisiones en este país. Mi voz, como médico jubilado, se ha quedado corta hace tiempo, pero lucha como siempre para intentar salvar vidas, y juro que lloro cada día viendo morir a tantas personas.
Debe rellenar todos los datos obligatorios solicitados en el formulario. Las cartas deberán tener una extensión equivalente a un folio a doble espacio y podrán ser publicadas tanto en la edición impresa como en la digital.
Las cartas a esta sección deberán remitirse mecanografiadas, con una extensión aconsejada de un folio a doble espacio y acompañadas de nombre y apellidos, dirección, fotocopia del DNI y número de teléfono de la persona o personas que la firman a la siguiente dirección:
Calvo Sotelo, 7, 33007 Oviedo