Política y chovinismo
Acabo de venir de las cinco farmacias de una población de 25.000 habitantes para buscar guantes y mascarillas, que no encontré ni saben cuándo los tendrán; donde corres el riesgo de ser insultado por caminar por la calle, y eso que tengo prescripción médica para caminar como mínimo una hora diaria por mis dolencias crónicas, que de no hacerlo me llevan de cabeza al hospital. Llevo en el bolsillo los papeles acreditativos, pero creo que no tengo por qué enseñarlos a los vecinos, sino a la autoridad competente, y conozco a más gente en mi estado que tiene un miedo tremendo a cumplir con su salud por lo que no sale y se encuentra muy mal, pero eso ahora no cuenta.
Se ha puesto a la población en pie de guerra, animada por las televisiones y otros medios de comunicación a denunciar este tipo de incivismo de no respetar el encierro, y la gente como está que se tira por las paredes encerrada en el piso con familia o en la triste soledad paga su frustración con el sumo celo de delatar al vecino más inocente, por aquello de que se joda como yo lo estoy. ¡Ay, si todos fuéramos tan celosos a la hora de hacer cumplir a los políticos con sus programas electorales, qué país más maravilloso tendríamos y ejemplar democracia! Pero no, ahí no cuentan los míos, esos ni se tocan, y la emprenden con el vecino de la escalera inquiriéndole a que dé explicaciones de su salida, y eso que solo van nueve días de encierro; así que me imagino qué va pasar dentro de las cuatro semanas con confinamiento impuestas sin contemplar ni siquiera las excepciones, y, sobre todo, que tengas que dar explicaciones a todo el mundo con el riesgo de ser insultado o agredido, que eso con el paso de los días no va a ser tan extraño: hoy ya he visto a una vecina tirarle a otra una bolsa de basura encima a su paso sin mediar palabra, y todo es culpa de la mala información que se ha dado sobre la reclusión, no se han explicado bien el decreto, las causas por las que sí se puede pisar la calle; a lo mejor, los que tengan permiso deberían llevar algún distintivo bien visible para evitar estas confusiones: si llevas un perro ya no tienes estos problemas, pero una o más enfermedades crónicas no contagiosas como no se ven a simple vista, sí.
Y digo yo, por decir algo, no sería mejor lanzar esta frustración contra los responsables de que los centros hospitalarios estén desatendidos de material de protección de contagio, donde un 15% del personal sanitario, verdaderos héroes, está infectado y otros muchos que no saben si son foco contagioso para los pacientes que van allí asustados por la psicosis razonable creada, pero que pueden salir contagiados para llevarla a su confinamiento. Tomen algún ejemplo de China y Alemania, dos amigos de ambos países me han dicho que allí iban casa por casa haciendo test y quien daba positivo se apartaba del núcleo familiar para ingresar en el hospital para cortar la cadena de transmisión; aquí eso no, mejor 47 millones de españoles confinados, que es más llamativo ante la prensa internacional y la OMS, siendo la reclusión más restrictiva de Europa pero que no sirve para cortar la cadena de transmisión porque se sigue sin material ni pauta en los centros de residencias geriátricas y hospitales por estas anomalías. ¿No creen que son algo chovinistas pero muy poco eficaces después de nueve días de reclusión estricta? Seguimos sin abastecimiento, Están ustedes como para vanagloriarse mientras el pueblo resignado en principio terminará en tratamiento psiquiátrico y luchando contra el coronavirus residual; no lo duden si no es estacional que esa será la gran suerte de este país. ¿Duermen ustedes tranquilos con la que está cayendo por la falta de previsión y la negligencia manifiesta? Propongo que salga el avión del Presidente a buscar material sanitario a donde lo haya –por ejemplo, China– y que no pare de dar viajes; ese sí sería un servicio a la nación y yo lo aplaudiría, pero eso requiere mucho nivel diplomático, peso internacional y cumplimiento de palabra, y me parece que no los tenemos.
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