Vuelta a casa
Quisiera contar la odisea que hemos pasado muchos viajeros a la hora de volver a casa en estos tiempos que vivimos. Y lo cuento desde mi experiencia y la de mi familia.
Escribo esto después de dejar que pasarán unos días y reflexionar. Soy consciente del momento que estamos viviendo en el mundo, que a todos nos ha cogido por sorpresa, incluido la aerolínea con la que viajábamos. Pero no puedo dejar pasar la dejadez por parte de la aerolínea con sus pasajeros.
Resumo: el día 11 de marzo, salí de España rumbo a Nueva York. Justo al llegar allí, ya de noche, nos enteramos del cierre del espacio aéreo por parte de EE UU. Nuestro vuelo de vuelta, previsto para el 18 de marzo seguía bien. Nos ponemos en contacto con la aerolínea y todo colapsado. Mail, Whatsapp, teléfono... No hubo manera de ponerse en contacto (por otro lado normal ante la situación).
Ante tal incertidumbre, decidimos acercarnos al Consulado español, y cuál fue nuestra sorpresa que allí, a pesar de que éramos varios viajeros los que estábamos precisando ayuda, la única solución ofrecida fue que nos inscribiéramos en el registro de viajeros del Gobierno de España. Es más, nos llegó a decir que ellos no tenían aviones para nosotros, que habláramos con nuestra aerolínea (todo muy profesional y humano)
El 16 de marzo, entro en la página de la aerolínea y me sale una ventana en la que pone que no se encuentra el código de reserva.
Ya nerviosos, intento hablar con la aerolínea sin conseguirlo. Aun teniendo días por delante, decido ir al aeropuerto, a una hora de distancia, sin saber qué me iba a encontrar.
Pues bien, allí estábamos montones de familias, con niños pequeños, gente mayor, todos en la misma situación. Nadie de la aerolínea. ¿Y qué hicimos la mayoría? Comprarnos un billete por nuestra propia cuenta (en mi caso, para tres personas, 2.100 euros).
Y digo yo... ¿Y quien no pudiera desembolsar tal cantidad? ¿En tierra?
Señores de la aerolínea, han gestionado muy mal el regreso a sus casas de miles de pasajeros que confiaban en su profesionalidad. Ni un mail avisando de la cancelación.
Eso sí, rápido han enviado, a toro pasado, un bono por el valor del vuelo cancelado con un año de duración. ¿Y si yo decido no volver a viajar con ustedes?
¿Y qué pasa con el dinero que tuvimos que invertir para poder volver a nuestro país? ¿No deberían habernos reubicado en otros vuelos? ¿Por qué tuve que pagar yo mi vuelo y el de mi familia?
No sé, cada uno que saque sus propias conclusiones. Yo sigo esperando el mail donde me explicaran el procedimiento para sacarnos del país. Una vergüenza.
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