Mirando hacia fuera y hacia dentro

Por fin nos hemos enterado en qué consistía la conjunción planetaria que en su día profetizó Leire Pajín: consistió en un significativo tirón de orejas que el americano Obama dio a nuestro presidente Zapatero, que respondió presto el «Sí, buana» de rigor y dio a conocer en seguida las medidas que sus asesores económicos le sugirieron, que han causado un singular revuelo en el gallinero nacional. En casi todas las esferas de la vida, cuando pintan bastos, es fácil caer en la tentación de mirar demasiado hacia el propio ombligo y demasiado poco hacia fuera. Por eso los comentaristas le están dando mil y una vueltas al tema de las pensiones, al recorte del 5 por ciento a los funcionarios e incluso al llamado «cheque-bebé», cuya desaparición nos vuelve a colocar en el farolillo rojo europeo en ayuda estatal a la familia.

Para variar, un servidor quisiera comentar algo sobre otra de las medidas del paquete ahorrativo ideado por el Gobierno: la mengua de la llamada ayuda al desarrollo. En su día nuestro Gobierno, como tantos otros, se comprometió a destinar anualmente al mundo subdesarrollado el 0,7 por ciento del producto interior bruto, pero el caso es que nunca se llegó a cumplir el propósito. No dispongo de la cifra exacta, pero sospecho que andaría entre el 0,3 y el 0,4. Pues ahora va a reducirse aún más la cuantía. Eso sí, como buenos europeos, vamos a seguir expoliando a los países que nos interese, porque en Guinea Ecuatorial, por ejemplo, hay petróleo. No importa que dicho país esté gobernado por el sanguinario dictador Obiang, porque un Gobierno «progresista» que se precie lo que busca es «progresar», sea como sea y a costa de quien sea. Hablando de controlar la llegada de inmigrantes, quizá te extrañe, paciente lector, que ahora apenas se hable de la llegada de pateras a nuestras costas. No pienses que es porque los africanos ya no quieren escapar de allí, no, es porque han tenido que cambiar de táctica, debido a los nuevos dispositivos de control de fronteras. Para esto nos servimos de países como Gambia, por ejemplo, donde gobierna otro tirano no menos sanguinario que Obiang. Así pues, en vez de morir ahogados en el mar, una buena parte de los subsaharianos que quieren llegar a Europa muere ahora de hambre o sed en el desierto. Y los que logran llegar ya sabes para lo que llegan: para sobrevivir de milagro con tareas que nosotros no queremos o para perder lo que les queda de dignidad dentro de un burdel. Algunas mujeres que iban a venir para tal menester van a poder quedarse allá, al menos unas semanas más, pues la FIFA ha pedido a Sudáfrica aumentar el número de prostitutas y legalizar tal práctica con vistas a los próximos Mundiales de fútbol. Por si fueran pocas las esclavitudes que genera el balompié, especialmente los miles de niños esclavos que cosen balones, botas, camisetas y demás útiles de los millonarios futbolistas... Por si fuera poca la esclavitud que nos genera a los aficionados, pendientes cada domingo de si el balón entra o el árbitro acierta... ahora el fútbol contribuye también a incrementar la esclavitud de la prostitución. ¿Oíste protestar a las feministas? ¿A alguna oenegé? Yo tampoco. De momento la única institución que protestó fue la jerarquía católica de Sudáfrica. Alguien tiene que ponerles voz a los «sin voz», aunque nos acusen de interferir en asuntos que no nos corresponden. ¡Qué más quisieran algunos que hacer y deshacer a sus anchas, sin nadie que cuestione sus tropelías! ¡Pues lo tienen claro!

En fin, como además de mirar hacia el mundo, en la Iglesia debemos mirar hacia dentro, nuestro nuevo arzobispo está siendo informado sobre el proceso sinodal que se había puesto en marcha en la diócesis. Al decidir Roma el cambio episcopal con el sínodo a medias, cabe hacer al menos dos lecturas: o bien fue una simple casualidad, dando por sentado que el nuevo obispo concluiría lo iniciado por su antecesor, o bien pretendían mandarnos un mensaje subliminal. Aquí sólo vemos lo que pasa aquí, pero Roma supervisa a mil millones de católicos y puede ver las cosas de otra manera. Al fin y al cabo los cinco temas principales que se planteaban en el sínodo no afectan sólo a nuestra diócesis, sino a casi todas. Dado que se trata de un sínodo diocesano, ¿nos estarán sugiriendo que nos centremos más bien en temas que afecten más particularmente a nuestra diócesis, que también los hay? Puede ser, puede ser. A ver si entre todos, y con la guía de don Jesús, culminamos con éxito la tarea iniciada.

J. Manuel Fueyo Méndez, párroco de Nuestra Señora de Covadonga

Oviedo