Esencial, imprescindible, vital, básico y excepcional
De todos estos adjetivos, el Gobierno ha elegido el primero para endurecer las medidas restrictivas del estado de alarma que en su día decretó para tratar de frenar la cadena de contagios del coronavirus.
No sé hasta qué punto una sola palabra puede dar una idea de la magnitud de un problema de esta naturaleza, porque el mensaje se refiere a la extrema gravedad de una situación para la que faltan palabras.
Personalmente me habría parecido más apropiado hablar de servicios “imprescindibles” cuando hablamos de alimentación o farmacia, porque, se trata, sin duda, de unos servicios de los que en determinadas circunstancias no se puede prescindir.
El término “vital”, aplicado a lo sanitario, lo entiendo más idóneo, porque la misma palabra define perfectamente su cometido.
Por “básicos” definiría a las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado, sin los cuales reinaría el desorden.
Y por “esenciales” a los medios de comunicación, porque es primordial estar bien informados para actuar en consecuencia.
Todos ellos son, en definitiva, diferentes maneras de referirse a lo mismo, a una situación extrema para la que se han tenido que tomar medidas “excepcionales” pero “provisionales”, palabras estas últimas que sea, quizá, las que mejor se ajusten al delicado momento que estamos atravesando.
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