Sobreinformación
Hay que agradecer a los medios de comunicación, en general, el extraordinario servicio público que están prestando a la sociedad informando puntualmente de cualquier noticia relacionada con el coronavirus y sus correspondientes efectos.
Los periódicos, las emisoras de radio y las cadenas de televisión dedican cada vez más espacio a la pandemia que estamos padeciendo, cuyo desenlace es aún incierto, y no parece que haya nadie capacitado para anticipar o predecir cuándo y cómo acabará esta pesadilla.
Como consecuencia del torrente de información que estamos recibiendo, no se habla de otra cosa y todo el mundo opina, la mayoría de las veces sin criterio alguno, lo que genera un tremendo desconcierto.
Es tal la cantidad de noticias que escuchamos o leemos en los diferentes medios y que recibimos por los distintos canales de transmisión, tanto los convencionales como las redes sociales, que está provocando, por saturación, un cansancio mental generalizado que acabará pasando factura, independientemente de su desenlace.
Cuando todo vuelva a la “normalidad” ya nada será igual que antes. Es triste decirlo, pero hemos tenido que pasar por una guerra bacteriológica que a todos, de un modo u otro, nos habrá afectado para darnos cuenta de que llevábamos un camino equivocado, para ser conscientes de las cosas y de las personas que verdaderamente importan, para ser más humanos y más solidarios.
Independientemente de la inevitable sobreinformación derivada de una circunstancia excepcional, los medios de comunicación, como servicio esencial de nuestra sociedad, están jugando un papel determinante, de un extraordinario valor que hay que reconocer, agradecer y aplaudir.
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