Fundamentadas, inmaduras, rebeldes, y groseras
Opiniones fundamentadas, opiniones inmaduras o inexpertas, y opiniones rebeldes o insumisas. ¡Ah! Y opiniones groseras. Esta clasificación la he oído en alguna ocasión o la he leído en alguna parte. Las primeras opiniones constituyen la base o los fundamentos del razonamiento general. Las segundas se permiten en el marco de la libertad de expresión. De las terceras podríamos decir lo mismo. Las groserías son menos defendibles.
La opinión del político del PP, Echániz, sobre la regulación de la eutanasia, es una opinión grosera, basta, ordinaria: “Lo que quieren los socialistas es ahorrar en pensiones”. (...) Casi toda la población y casi todos los facultativos piensan que una persona debe tener derecho a acabar con su vida si el sufrimiento le resulta insoportable y no tiene esperanzas de mejora. Casi todo el mundo piensa eso y el señor este sale con estas. ¡Esto no es normal!
La opinión de la concejala de izquierdas E. Merino, no sé en qué grupo colocarla. No sé. “Con este virus, la naturaleza nos avisa, que estamos llenando el planeta de viejos”. (...)Sea como sea, estas dos llamativas opiniones están relacionadas.
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