La unión funciona
La sensatez es la única que se maneja con habilidad entre la confusión y nos logra poner a salvo, así nos damos cuenta de que regiones separatistas que, al comienzo de todo esto, rechazaban el ofrecimiento del Estado de medios para amortiguar las duras consecuencias de esta pandemia los reciben hoy con el agradecimiento con que lo hacemos los demás, lo cual no significa hacerlo arrodillado. Solicitar la presencia del Ejército es la normalidad y supone un acercamiento que, al menos, da pie a pensar que aún existe margen para un entendimiento al exigir uno lo que es suyo, no porque se lo ofrezcan como un extra, sino porque es un derecho constitucional, y que, al final, nos separa la política, pero nos une la solidaridad cuando la vida pierde la normalidad y lo que está en juego es algo tan importante y real como la salud. Será bueno recordarlo cuando vuelva a dominar de nuevo la hostilidad y recapacitar si es lógico poner barricadas en la calle al que ahora presta servicio en aeropuertos o protege las calles de la ciudad como una más entre las demás, con quien no distingue entre contagiarse en un lugar u otro, sino por un virus que es el único enemigo infiltrado en esta sociedad. Quizá el entendimiento, cuando comiencen las reyertas, pase por encontrar un enemigo común que precise de la unidad de todos para vencerlo y de ser conscientes de que vivir en paz no pasa por utilizar la ideología como arma de guerra, sino como arma para evitarla.
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