Higinio Carrocera en el año 1991

Pese al tiempo transcurrido y considerando que nunca es tarde para recordar a quienes entregaron su vida en aras de la justicia y la libertad, como fue el caso del anarcosindicalista Higinio Carrocera Mortera, traigo a colación el acto político acaecido el 3 de marzo del ya lejano 1991 con motivo de la apertura de la calle que lleva su nombre en su pueblo natal de Barros (Langreo).

Para que no quede en el olvido y para traerlo a la memoria este hijo del pueblo de Langreo, quien entregó su vida, como otros muchos, por la justicia y la libertad y otros nobles ideales, aprendidos desde temprana edad, en el Centro Obrero de la Justicia de La Felguera, vivero de cenetistas, hasta su muerte, acaecida el 8 de mayo de 1938 en Oviedo, en plena contienda civil, junto a otros catorce valientes compañeros que al igual que él fueron fusilados ese día durante la fratricida guerra civil.

Carrocera, como anarcosindicalista perteneciente a la CNT (Confederación Nacional del Trabajo), que fue y es antipolítica, no siendo convergentes sus ideas ni con el socialismo –así como la UGT, por su afinidad al socialismo– ni con el comunismo –según manifestaba el anarquista, periodista y escritor Ramón Liarte Viu–, tan sólo tenía como bandera el rojo y negro con las siglas de la CNT. Al reconocido por sus compañeros de lucha en la guerra civil como el héroe del Mazuco, por su valentía y hazañas, le otorgaron el Gobierno de la República y el Consejo Soberano de Asturias y León, quien asumía todos los poderes, la medalla de la Libertad, el 3 de octubre de 1935.

Pero retomando de nuevo el hecho acaecido sobre la concesión de la calle a Higinio Carrocera y evocando un poco lo sucedido, he de decir que para conseguir el propósito de concesión de la calle me puse en contacto telefónico primero, y después por carta, con la hermana de Higinio, Josefina Carrocera, residente en Barcelona, quien dio el visto bueno a tal proyecto para llevarlo a cabo. Seguidamente lo comenté con el vecino de Barros Avelino Fernández Cabricano, por si quería colaborar a tal efecto, negándose rotundamente, aduciendo que el mismo Carrocera sería contrario a este evento. Para ello y por mi cuenta hice la correspondiente solicitud con un detallado informe sobre la vida de Carrocera, para ser entregado en el Ayuntamiento de Langreo, pasándolo a manos del entonces concejal de Izquierda Unida Vicente Rodríguez Solís, quien enterado de ello lo tomó con gran interés, a la vez que aconsejó que para conseguir los votos pertinentes la solicitud se realizase a nombre de Izquierda Unida. Pero, considerado a petición de la gente del pueblo, fue aprobada la moción por mayoría, contando para ello con los votos del PSOE, IU y el Grupo Mixto, absteniéndose el Grupo Popular. A tal efecto Izquierda Unida me remitió el informe y acta de la solicitud, una vez aprobada la moción, que como queda dicho, fue por deseo del pueblo.

Lo sorprendente del caso para mí –y algo que yo ignoraba– fue el hecho de que el día señalado para la apertura de la calle, aquel 3 de marzo de 1991, me encontré en presencia de un acto político montado por el entonces alcalde socialista Francisco González Zapico, junto con la persona ya mencionada con anterioridad, la cual se había negado en rotundo a colaborar en la concesión de la calle a Carrocera. En el acto, además del numeroso público asistente, se encontraban distinguidas personalidades del Partido Socialista, así como la hermana de Carrocera. Tomó la palabra el señor alcalde y luego el que manifestaba ser secretario regional de la CNT, así como el que decía ser presidente de la Asociación de Militares de la República y Mutilados de Guerra, Avelino Fernández Cabricano. Se cerró el acto con unas últimas y emotivas palabras pronunciadas por Josefina Carrocera, hermana del homenajeado, la cual dijo textualmente: «Señores senadores, señor consejero del Principado, señor alcalde y concejales del Ayuntamiento de Langreo, señor secretario general de la CNT, señor presidente de la Asociación de Militares de la República y Mutilados de Guerra, señoras y señores, mi emoción me impide expresar todo cuanto siento en estos momentos. Ruego me disculpen y muchas gracias».

Debo decir, para finalizar, que si Higinio Carrocera y sus compañeros del Centro de la Justicia, vivero de la CNT de La Felguera, todos ellos desaparecidos ya por uno u otro motivo, levantaran la cabeza, no sabemos qué pensarían de quienes se aprovecharon de un acto para hacer política a su favor y a favor de sus intereses partidistas socialistas. A buen seguro que desaprobarían tal acto, aprovechándose de su figura y su sacrificada entrega en aras de la libertad y la justicia, y que bien decía en el número 83 de la revista «Acción Libertaria», publicado en junio de 1991, en palabras de Ramón Álvarez Palomo, destacado anarquista y miembro del Consejo Soberano de Asturias y León durante la contienda civil, entre los distintos cargos que ocupó, fue el de secretario regional de la CNT. El mismo Ramón Álvarez, en el artículo aludido en la revista, titulado «La calle a Higinio Carrocera y sus incidencias», añade textualmente lo siguiente: «Desde el primer momento chocó Baldomero con la oposición airada de fanáticos y envidiosos (...)», y un poco más adelante continúa: «El caso es que, mejor pensado, no sólo acabaron por participar y “bendecir” el acto del descubrimiento de la placa, encabezado por el alcalde de Langreo, sino que dejaron en la cuneta a Baldomero Montejo, autor de la iniciativa».