Un mañana para renacer o extraviarse
Escuchando “Una mattina” de Ludovico Einaudi mientras escribo, y leído el parte de guerra (13) de Pedro de Silva: “Los países del Norte de Europa, reacios a adoptar medidas contundentes de protección de la economía ante la crisis que se fragua, deberían asumir que el dilema es el siguiente: o la UE se muestra capaz de actuar como un Estado, mutualizando los costes necesarios, o no sobrevivirá al coronavirus...”, me sumerjo en la melancolía. Pienso: ni apostar por el 13 ni por el 19 de los países del euro, sino por el 27 de la Europa Unida.
Nuestro abnegado personal de la sanidad y de los servicios que la acompañan van consiguiendo “recuperados” para que no se incorporen a los “muertos”: arriesgan en el campo de los “activos”, para que estos no lleguen a la UCI. Si así ocurriese, se encorajan contra la misma muerte y la van venciendo. Nunca tantos, obligados a la pasividad, dependieron de tan pocos esforzados sin defensas ni medios. Lo expresa claramente Tristán Ulloa (actor y director) “recuperado” de entre los “muertos”: – No podemos dejarles trabajar así–-. ¡Europa! ¿Dónde estás coordinando y enfrentando esto juntos?
Pienso en la mar Mediterránea (en femenino de maternidad) y la veo más grande que otros mares (masculinos de paternidad). ¡Dios, qué tristeza! Todos podríamos, pero el “todos unidos” es la Humanidad entera. China lo está logrando, Corea y Japón la siguen. Los países que logran cumbre deben tender su cuerda de alpinista a los que les siguen. Pero estos, aun a costa de su economía de fuerzas, colaborar y no proponer escalada libre. Es triste constatar que hay gentes que aún no lo entienden, que no entienden esta guerra desde la inteligencia del bien propio y el bien general. Otros se refugian en la maldad económica de buscar el bien propio a costa del general: da tristeza. El que duerme tranquilo en la popa de la barca quizá no despierte a tiempo para calmar la tormenta. Hombres de inteligencia escasa, si no abandonáis esa actitud de egoísmo, la tormenta os engañará con la calma del ojo del huracán y volverá: así no aprendemos.
Las notas del piano me calman. Es preciso actuar y quizás equivocarse. Pero es estúpido extraviarse y no aprender. La austeridad decretada en la crisis de 2008 fue un desastre. Toda crisis es aprovechable para renacer a una nueva economía, y esta, más. Si logramos aprender, habrá actividad y empresas para décadas. Los empresarios no necesitan especular, solo necesitan actuar y liderar empresas; los gobiernos, apoyar y defender al emprendedor. Especular en bolsa para establecer lo que es prioritario, es estúpido: pues la bolsa, cuando más actividad se necesita, baja dejando minusvalorado al emprendedor.
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