Saber el límite de nuestra capacidad
Jugué al fútbol desde siempre, no pasé de Regional Preferente, me hubiera gustado jugar en el Real Madrid y entrenarlo, pero me quedé con chiquillos de 9 años; aunque me lo hubieran propuesto, no aceptaría. ¿Saben por qué? Porque sé de mis limitaciones.
Ese es el problema con nuestros políticos, fueron educados en la más absoluta comodidad y consentimiento, nada de disciplina, todo se lo daban hecho; incluso hasta esos títulos que cuelgan en la pared hay que ponerlos en cuarentena: les convalidaban de veinte en veinte asignaturas así sin más, les regalaban másteres y doctorados, plagiaban sin rubor; sus papás pensaron que solo coleccionando títulos tendrían hijos con cargos importantes. Lo consiguieron, consiguieron desprestigiar todo lo que tocaban estos niñatos.
Desde hace varios años, nuestra clase política es mediocre y peligrosamente aceptada. Existen cientos de medios de comunicación (radio, televisión, prensa...), todos tienen que sobrevivir, los digitales dieron paso al desastre y decaimiento de diarios importantes que, además de las tiradas en papel, ahora deben multiplicarse para contrarrestar la era digital. Muchos son comparsas de ideologías, le hacen el juego al poder de turno o a la oposición que simpatiza. Hacen de meros transmisores de recados. Por eso, la clase política nefasta sigue logrando sobrevivir y vivir gestionando nuestros recursos de mal en peor.
Necesitamos un periodismo valiente, que no se amedrente y fiscalice el poder siempre y en todas circunstancias. Los cobardes sobreviven más tiempo, pero solo los valientes superarán situaciones complicadas, porque los lectores saben diferenciar los unos de los otros.
Estamos al límite de nuestra complacencia, ya no valen discursos y ruedas de prensa vacías y cargadas de cifras frías sin reflexión: 21 días de confinamiento dan para sacar conclusiones, ¿De dónde provienen los contagiados desde entonces? Ya debieran saberlo para poner soluciones. ¿Salen de las casas, de los trabajos, de la compra, la farmacia, los alimentos...? ¿Cuántos de los que estaban en casa acudieron o llamaron para hacerse la prueba?; trabajando, además de sanitarios, policías y guardias civiles, ¿se contagiaron? No sé, algo más que tomarnos el pelo.
Pedro Sánchez crece como político, pero decrece en “in eligendo”. No puede seguir manteniendo de ministra a Irene Montero, por motivos que todos sabemos; tampoco a Carmen Calvo, ya que no sé cómo podrán mantener el discurso de protección a la Sanidad pública. Qué decir de Pablo iglesias: si fuera jugador de fútbol, tendría que por él mismo saber que de Regional para arriba tiene su techo. Illas, un buen hombre, pero limitadísimo. Hay más, pero se los dejo a Pedro si quiere mantener esa línea personal de hombre de Estado. Los presidentes no pueden casarse con amigos, no pueden temblarles la mano.
Es cierto que ha tenido una laguna importante en esta crisis, no comprometer a todas las fuerzas políticas, no ver que son mediocres sus líderes: usted los llama, los hace partícipes de las resoluciones y de los planes, que ellos pongan sobre la mesa los suyos, no los tendrán y usted hubiera quedado como un buen presidente.
De veras, solo confió en usted, no le tiemble la mano, cambie y destituya sin vergüenza, de lo contrario usted caerá con ellos, con los mediocres.
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