Disney en Bachillerato
Atravesando esta agonía fruto del confinamiento, resulta imposible para el alumnado de segundo de Bachillerato -entre el cual me encuentro- no inquietarse ante la prueba de selectividad, este año vestida con las siglas EBAU. Las expectativas del alumnado, que ha reclamado ya infinidad de “facilidades”, pasan desde la posibilidad de elegir ejercicios de ambas opciones en cada examen hasta la suspensión unilateral de la prueba, pasando por la reducción del vasto temario de Historia de España.
Detengan ahora su atención en la más extrema de las propuestas, es decir, la suspensión de la EBAU, que no he nombrado por capricho. Cuando inicialmente escuché esta sugerencia, que en la redacción de esta carta me está llevando a intensos debates internos sobre qué adjetivos debo emplear, no me sorprendí demasiado, dado que la encabezaba cierto colectivo que se hace pasar por una organización estudiantil y que, desgraciadamente, es el único que entre los estudiantes goza de cierto reconocimiento para presuntamente defender sus intereses -les adelanto que esto incluye, como mucho, a aquellos que tienen un pie en el instituto y otro en Twitter-. Sin embargo, a 5 de marzo, una petición que, cómo no, lidera este colectivo, en calidad de adalid del alumnado -en tanto que, en realidad, tan solo representa a una mínima parte-, en la popular página Change.org, lleva ya la friolera de veintiséis mil firmas.
Afortunadamente, el Gobierno ha ignorado este execrable disparate, aunque aún prosiguen las protestas en las redes entre mis congéneres, cuya mayor preocupación no radica en que su futuro se vea comprometido por la incertidumbre imperante, sino en perder “el mejor verano de nuestra vida”, que en teoría quedaría reducido a parte de julio y agosto. Con esto ya saben a qué se refieren los que aluden al término de “generación Bambi”, porque realmente hay quienes siguen a pies juntillas esa patraña del “mejor verano” solo porque inicialmente iba a durar más tiempo, o porque viene tras la “gradu”, no lo sé.
Lo más frustrante de todo esto es que se mantenga con semejante descaro, tanto por parte de la mentada organización como por aquellos que siguen sumando sus firmas a la abominable petición de suspensión de la EBAU, una visión cortoplacista que ignora el quid de la cuestión: ¿qué nota de acceso llevará el alumno para entrar a tal o cual carrera? Viniendo de quien viene, resulta previsible la respuesta: tener en cuenta únicamente la media de Bachillerato, es decir, desde cada centro se decidirá al cien por cien si sus alumnos entran o no en la carrera que desean.
¿Qué creen que se avecinará ante esto? No es muy difícil de prever que, si ya se levanta la mano con holgura en muchos casos, brotará una cantidad inimaginable de medias de diez o, cuando menos, sobresalientes, y habrá un empate múltiple de dieces en las carreras con mayores notas de corte. Por si fuera poco, alumnos con gran mérito y esfuerzo a sus espaldas quedarán igualados o superados por otros que simplemente hayan tenido más suerte. Evidentemente, esto no supone un robo, sino un atraco a mano armada al esfuerzo y al mérito de la mayoría silenciosa, todo por un capricho infantil de una sociedad cada día más pueril.
Porque, claro, lo importante es llevar un verano “happy”, que se acabe el curso, fuera exámenes, fuera todo, anda, todo gratis que yo lo valgo, lo importante es el verano, luego ya veremos hasta que paf.
Debe rellenar todos los datos obligatorios solicitados en el formulario. Las cartas deberán tener una extensión equivalente a un folio a doble espacio y podrán ser publicadas tanto en la edición impresa como en la digital.
Las cartas a esta sección deberán remitirse mecanografiadas, con una extensión aconsejada de un folio a doble espacio y acompañadas de nombre y apellidos, dirección, fotocopia del DNI y número de teléfono de la persona o personas que la firman a la siguiente dirección:
Calvo Sotelo, 7, 33007 Oviedo

