El recelo
Como cada día, salgo un momento para comprar la prensa, hace un año que me operaron la columna y debería andar una hora como mínimo, pero... Las piernas dan como palos en el suelo, observo el panorama, me siento bien, es el yo egoísta con el que lucho, pero no debo estar luchando a conciencia, me da placer ver la calle limpia, los árboles a punto de reventar en primavera, el aire tan respirable que ya no podía recordar. No hay tráfico, no hay ruido, una persona se acerca por la acera, se cruza dejando espacio, no mira, va embozada, parece deprimida, llego a la plazuela con bancos solitarios, un par de picarazas, más árboles, más verde, más de la ansiada paz que constreñía mi corazón.
Me paro para mirar al cielo sin caerme, hablo un momento con el Padre del universo: ¡Gracias, Dios mío!, necesitaba tanto esta quietud, este sosiego, esta paz... claro que esto no es cosa tuya, pero lo que yo siento sí, tú me has capacitado para sentir sensaciones maravillosas, esas que transportan mi fe al futuro que preparas y me hacen soñar con un mundo nuevo, uno gobernado por ti –Venga a nosotros tu reino y hágase tu voluntad en la Tierra–, con tu poder, justicia, sabiduría y amor, porque el tempo del gobierno humano se está acabando, de otro modo, sino esta, todas las demás catástrofes pendientes por la mala gestión humana acabarán con la vida, y nadie puede acabar con tu proyecto y tu propósito, ese del que yo me siento partícipe. ¿Podrá aguantar el sistema cuando ya ha quedado al descubierto nuestra fragilidad?
Toda la ciencia, la tecnología, la política, la religión profesional, la multitud de asesores están tan desnudos como todos nosotros. Veo al mundo soñando con el fin de la pandemia, suponiendo ya la felicidad absoluta, pero... tras un tiempo de recelo, o quizá ya instalado definitivamente... ¿Qué vendrá después? Otra vez la propaganda engañosa: “Paz y seguridad” (1 Tesalonicenses 5: 3-6) Sí, ya sé que tenemos que llegar hasta el final para alcanzar el nuevo principio, pero, ¿qué hago con aquellos que prefieren este mundo?, los quiero, quiero ayudar... pero me temo que el recelo se va imponer, el recelo entre sí y el recelo contra ti. Ayúdanos, por favor.
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