Luto oficial de facto
Cuando una sociedad llega a una situación límite como la que nos toca vivir en estos días, cualquier detalle puede ser determinante para reforzar el ánimo de la gente. Por nimio que pueda parecer, puede ser un impulso anímico que ayude a sobrellevar el confinamiento.
Un mes de encierro domiciliario, noticias que dibujan un futuro económico cargado de incertidumbre, cifras de muertos que sobrecogen por más que se empeñen en explicarnos que las cosas mejoran, adioses a seres queridos como jamás imaginamos... Esta es nuestra realidad.
Tal vez por eso cobra mayor relevancia cualquier gesto. Ver al presidente del Gobierno sin una corbata negra, representación del luto que este país debe guardar por sus muertos, no tiene ninguna trascendencia real, pero sí simbólica. Pero ni en eso nuestros políticos son capaces de ponerse de acuerdo.
Aplaudiría que el gesto de los que sí la portan lo hagan con el convencimiento de que es justo, razonable y hasta necesario, pero me queda la duda de si el detalle está basado en el convencimiento de que es lo que se debe hacer o si solo es una forma de conseguir el aplauso fácil.
Quien no sabe honrar a sus muertos carece de la más mínima humanidad. Decía Alfredo Pérez Rubalcaba que “España entierra muy bien”. Hoy se estremecerá, allá donde esté, al ver el trato que se está dispensando a las más de 15.000 víctimas que nos deja el COVID-19.
Por fortuna, España está demostrando que es un país por encima de sus representantes políticos. Sí, aquí los que arriesgan sus vidas para luchar contra el virus o los que se dejan las manos cada tarde en los balcones saben honrar a sus muertos y les duele el alma cada vez que leen que la cifra de fallecidos, así que, digan lo que digan los que se sientan en los sillones del Congreso, este país está de luto. Lo peor es que lo estará durante mucho tiempo.
Ahora que los reales decretos se producen en serie, no estaría de más que alguno recogiese la necesidad de que las corbatas sean negras y que el luto se represente como merecen los que se están dejando la vida en esta pelea contra el coronavirus. Ellos y su memoria se lo merecen.
Debe rellenar todos los datos obligatorios solicitados en el formulario. Las cartas deberán tener una extensión equivalente a un folio a doble espacio y podrán ser publicadas tanto en la edición impresa como en la digital.
Las cartas a esta sección deberán remitirse mecanografiadas, con una extensión aconsejada de un folio a doble espacio y acompañadas de nombre y apellidos, dirección, fotocopia del DNI y número de teléfono de la persona o personas que la firman a la siguiente dirección:
Calvo Sotelo, 7, 33007 Oviedo

