Lo que de verdad importa en la vida
Como cualquier otra persona normal que acostumbre a pensar y reflexionar, en estas semanas siniestras que padece toda la humanidad, insto a la gente corriente, de la calle… a hacer conmigo unas reflexiones respecto al modo de vida que llevamos y, especialmente, cuáles son los valores éticos en virtud de los cuales actuamos.
1.º) Es indiscutible que para el 90-95% de la gente el motor básico de sus vidas es el trabajo. Ello está muy bien, pero, como todo en esta vida, necesariamente debe existir un equilibrio con el resto de aspectos que rodean la vida de cualquier persona como las relaciones sentimentales o amorosas, las familiares, las amistades y el tiempo libre necesario para disfrutar de las aficiones de cada cual; en definitiva, el cambio de una visión infinitamente menos materialista y egoísta del mundo por otra donde los valores de siempre, inveterados, la línea siempre nítida de lo que está bien y mal, los compromisos en ayudar a los que lo necesitan de forma altruista, prescindir de las cadenas del consumismo que la gente voluntariamente acepta, creándose necesidades artificiales inútiles que se retroalimentan.
2.º) Y es que, en mi opinión, todo ese estrés, ansiedad, malestar emocional, pre y ocupaciones son de todo punto negativas a nivel psicosomático y emocional en el individuo y repercuten negativamente en su entorno diario más directo. E insisto, todo ello por unas necesidades pueriles creadas por gente inteligente a la par que malvada y como ejemplos nítidos señalo –en muchísimas ocasiones por “ser más que el vecino” (sic)– compras de viviendas, de nuevos coches, viajes absurdos, todo ello a nivel mundial, de forma que nuestro planeta se ha convertido en un “gran parque temático” por miles de kilómetros donde estemos.
3.º) Frente a ello, opino que deberíamos replantearnos muy seriamente este insalubre “modus vivendi” por otro infinitamente menos perjudicial con el planeta, con la naturaleza, de la que siempre dependeremos; un cambio radical en la escala de valores y prioridades de todos, interiorizándolo poco a poco hasta que prenda en el pensamiento de forma que sea efectivo y real. Existen gentes en todo el mundo y en España como a modo de ejemplo el cirujano Dr. Cavadas y otros muchos humanistas y muchas gentes que practican la ayuda al prójimo sin esperar nada a cambio y, para sorpresa de los que solo miran su saldo bancario, son mucho más felices que estos y reciben unas satisfacciones personales que no son equiparables a la persona más rica del mundo, por el sentimiento de bienestar que les inunda internamente.
4.º) Otras muestras respecto a lo que genuinamente es importante en nuestras vidas son los ejemplos actuales del gremio de médicos, enfermeros y en general el colectivo sanitario, así como desde los basureros, limpiadoras, camioneros, Policía, Ejército…me atrevo a decir que muchísimas personas solidarias y comprometidas, y entre las cuales no se encuentran la “clase política”, que todos los días da ejemplos de atender más a dar una buena imagen en detrimento de la adopción de medidas serias y rigurosas que aconsejen los que de verdad conocen del problema como son los epidemiólogos, científicos en enfermedades de este tipo, etc.; si ello fuera así otro gallo cantaría con, seguro, menos fallecidos, material sanitario para evitar la proliferación de la pandemia, etc. Es decir, que en lugar de ejercer unos y otros sus funciones se dedican a reproches, críticas estériles, por lo que bien pudieran irse a sus casas y dejar a los especialistas al frente de cómo gestionar esta pandemia pues ninguno de dichos políticos tiene ni pajorela idea.
5.º) El cambio que promulgamos muchos miles de personas en este sentido está limitado por los obstáculos que interponen los “lobbies” o grupos de poder del que dependen igualmente los políticos, pues lo que les importa a todos ellos es que permanezca el actual “style of wife” o “statu quo”, esto es, que se sigan vendiendo viviendas y coches en el Primer Mundo, que las masas del Primer Mundo compren ropa todos los días sin ser conscientes de que son realizadas en la otra punta del planeta en condiciones de esclavitud y miseria. Para esta inmensa masa de personas que les han creado artificialmente esa adicción a la compra, al tener, etc., es imprescindible que las muchas multinacionales que se lucran de esa ignorancia y del presente modo de vida consumista desvíen la atención a banalidades tales como tener un físico magnífico con fines sexuales, que se procure jamás pensar ni analizar de forma crítica estas modas y para ello existen multitudes de divertimentos estúpidos a tal fin.
Conclusiones:
1.º) A las personas que así pensamos nos encantaría vivir en un medio de vida más natural, en un pequeño pueblo donde la gente se conoce, se ayuda mutuamente, existe un sentimiento de cohesión e identidad, donde se trabaja para vivir y no al revés y muy lejano de las grandes urbes, donde apenas nadie conoce a nadie y que parecen auténticos rebaños de ganado.
2.º) Nos encantaría que la gente reparara en estas reflexiones y las interiorizaran y que hacen relativizar y poner en muy serias dudas adónde vamos con este modo de vida planetario y que deben sufrir los desheredados y olvidados del mundo –África, Asía, América Latina, etc.–, modo de vida que indefectiblemente conduce a la infelicidad, pues nunca tendremos bastante.
3.º) Como vacuna a estos males, recomiendo, entre otros muchos libros que abordan esta problemática hace décadas, muy especialmente la lectura de “La conquista de la felicidad”, de Bertrand Russell, y que está gratuito en internet, o “Tener o ser”, de Erich Fromm, pero muy especialmente el primero, y como autor patrio que poca gente conoce por estar vedado por todos los partidos políticos y medios de comunicación, cualquier lectura de Antonio García-Trevijano Forte, excelso jurista reconocido a nivel mundial y que fue víctima de Franco, sobreviviendo a dos atentados ordenados en el Palacio del Prado, sufriendo cárcel merced a traidores como Felipe González, a Juan de Borbón; su hijo Juan Carlos, que traicionó a su vez a su padre; Suárez, jefe de la Falange; Carrillo, Felipe González y otros muchos, en todo ese cuento inventado que llaman transición y consenso y que no es más que la continuación del franquismo sociológico que hoy pervive como el COVID-19, y todo ello porque D. Antonio amaba la Libertad individual, descubriendo la Teoría de la Libertad Política Colectiva, republicano pero acreditado con innumerables hechos a diferencia de los “pavos reales” que se autodenominan republicanos y no saben ni su concepto y propugnando una Tercera República en esos años de la Transición o igualmente una monarquía con dos, entre otras, premisas esenciales: la separación real y material de poderes ejecutivo y legislativo y un sistema de representación por distritos o circunscripciones donde se puedan presentar quienes así lo deseen pero sujetos a sus promesas de defensa de los intereses de dicha circunscripción y donde los que le han elegido puedan automáticamente revocar dicha representación por ineptitud u otras razones.
Creo que con esta serie de principios tan solo enunciados, de ser llevados a efecto, a la práctica, en un esfuerzo de todos y con pedagogía, España y el mundo empezarían a virar el rumbo hacia un destino mucho más ilusionante y sano del que ahora mismo nos dirigimos.
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