La Nueva España » Cartas de los lectores » Tribuna » ¡Va por ellos! Por los que nos están dejando a causa del COVID-19

¡Va por ellos! Por los que nos están dejando a causa del COVID-19

15 de Abril del 2020 - Carmen González Casal

Lunes 13 de abril. Iniciamos la quinta semana de confinamiento. Los datos espeluznan: 17.480 fallecidos en España a causa del coronavirus. No me cabe duda de que cuando estas letras se publiquen, las cifras habrán quedado atrás. Los números resultan fríos. Sin alma. Tan gélidos como el Palacio de Hielo. Sin embargo, detrás hay personas de carne y hueso. Abuelos, padres, hijos, sanitarios, sacerdotes… Con historias, con trayectorias, con familias, con ilusiones, con proyectos de vida que en cuestión de días se han visto truncados. La mayoría de ellos, ancianos que cotizaron toda su vida a la Seguridad Social, que levantaron España tras una absurda Guerra Civil. Otros, médicos o personal sanitario que se fueron con las botas puestas pero sin la suficiente protección que les preservara del COVID-19. Y se marcharon –en la mayoría de los casos– solos. Partieron sin la caricia de los suyos. Sin un adiós de despedida, sin alguien que les susurrara al oído una oración que les diera paz, sin pronunciar algún perdón, sin dar las gracias, sin decir “te quiero”. A la vez, el dolor de sus seres queridos, que como único consuelo, en el mejor de los casos, ha sido un beso lanzado desde la pantalla de un Smartphone.

Si para Rosario Sansores –a quien el compositor ecuatoriano Carlos Brito puso música a su poema “Sombras”– “cuando tú te hayas ido / me envolverán las sombras”,

SUMARIO: Sencillo homenaje a las víctimas de la pandemia

DESTACADO: No me cabe en la cabeza que las banderas ondearan a media asta en el Ayuntamiento de Elda el 13 de noviembre de 2015 por condolencia con las 129 víctimas de los atentados de París y en España desde que empezó la crisis sanitaria no haya ningún signo que llore y homenajee a los muertos que se están marchando sin decir adiós

¿qué negrura cubrirá España por tantos que se nos están yendo en una guerra sin cuartel frente a este maldito virus?

A pesar de todo, me sorprende que se mire esa realidad de soslayo como si poniendo de perfil a las víctimas, las consecuencias de lo que está pasando fuesen menos duras. Entiendo que las noticias no enfoquen solo a los fallecidos porque podría ser agobiante para quien, en confinamiento, reciba la información. A la vez, alabo que nos trasladen los aplausos de las ocho de la tarde, los memes ingeniosos que corren por las redes, la paciencia de los padres para entretener a sus hijos pequeños y tantas iniciativas generosas que llenan el Telediario o las páginas de los periódicos. Lo que no me cabe en la cabeza es que –por poner un ejemplo de los muchos que podría– las banderas ondearan a media asta en el Ayuntamiento de Elda el 13 de noviembre de 2015 por condolencia con las 129 víctimas de los atentados ocurridos la noche anterior en París y en España desde que empezó la crisis sanitaria no haya ningún signo que llore y homenajee a los muertos que se están marchando sin decir adiós –salvo en algunos ayuntamientos, como si los muertos de coronavirus tuvieran signo político.

Eso sí, quien ha mirado de frente esta realidad y ha tocado la campana de la emergencia desde el minuto uno ha sido el Papa Francisco. Y sin dilación, Cáritas, comunidades de religiosos, de monjas contemplativas, fieles de parroquias, etcétera, se han puesto a dar comidas, hacer mascarillas, atender a los moribundos… sin miedo al contagio, con generosidad. Y Francisco, en todas sus apariciones en solitario recuerda y reza por los pacientes, médicos, enfermeros y voluntarios que están muriendo heroicamente en los hospitales de todo el mundo. Además, la Penitenciaría Apostólica se adelanta a dulcificar la partida de los que practican su Credo publicando un decreto por el que concede el “don de indulgencias especiales” a los fieles afectados por la enfermedad del COVID-19, a los trabajadores de la salud, a los familiares y a todos aquellos que, incluso con la oración, cuidan de ellos.

Con estas líneas quiero, desde la esperanza, pararme y tomar conciencia de las vidas que cada día se pierden. Quiero rendir un sencillo homenaje a los que nos han dejado: desearles que descansen en paz. Quiero, de alguna manera, participar del duelo por el que están pasando sus familiares. Y, a la vez, conseguir que muchos más se unan, porque las víctimas se lo merecen. Porque cualquiera de nosotros podría estar ahora en su lugar y no cabe mirar para otro lado. Ojalá que quienes llevan el difícil timón de esta situación no tarden en unirse a este deseo.

Cartas

Número de cartas: 45573

Número de cartas en Julio: 34

Tribunas

Número de tribunas: 2069

Número de tribunas en Julio: 2

Condiciones
Enviar carta por internet

Debe rellenar todos los datos obligatorios solicitados en el formulario. Las cartas deberán tener una extensión equivalente a un folio a doble espacio y podrán ser publicadas tanto en la edición impresa como en la digital.

» Formulario de envío.

Enviar carta por correo convencional

Las cartas a esta sección deberán remitirse mecanografiadas, con una extensión aconsejada de un folio a doble espacio y acompañadas de nombre y apellidos, dirección, fotocopia del DNI y número de teléfono de la persona o personas que la firman a la siguiente dirección:

Calvo Sotelo, 7, 33007 Oviedo
Buscador