Aceptando con resignación el paro que viene
Mi vida no ha cambiado mucho por el estado de alarma. Estoy en el paro y estudio una grado universitario a distancia. Así que mi día a día continúa basándose en entregar trabajos, cuidar de la casa y sacar al perro. Un agravante de esta situación es que no consigo concentrarme pensando en lo que nos viene encima. La Organización Internacional del Trabajo prevé que hasta 195 millones de puestos de trabajo se destruirán en todo el mundo a causa del COVID-19. Con este desolador panorama, me pregunto si vale la pena continuar estudiando. ¿Para qué, si caeremos todos en un embudo de extrema competencia laboral en la que tene una carrera no va a garantizar nada? Entonces me repito lo que todos en mi misma situación debemos estar pensando ahora mismo: si ya era complicado encontrar un trabajo medio decente antes de todo esto, no me imagino cómo lo será a partir de ahora. Visualizar este futuro próximo me crea malestar, pero también pienso que hay que saber adaptarse. Decía Faulkner que la inteligencia es el poder de aceptar el entorno, y en esas estamos.
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