Desde Ovieda

15 de Abril del 2020 - José Manuel Prieto Pertierra (Oviedo)

Desde la doble perspectiva de familiar y residente al mismo tiempo de Ovida debido a una relativamente reciente embolia pulmonar:

El martes 14 de abril fue un día muy diferente en la rutina del centro.

El Ejército completó la desinfección de instalaciones, encargándose de las habitaciones y apartamentos especialmente.

Todas nuestras cosas tuvieron que quedar recogidas o tapadas para prevenir salpicados por la solución química empleada.

Levantarse, aseos, desayunos, reparto de mascarillas y luego los residentes fuimos siendo ubicados en zonas donde esperamos durante la jornada a que los militares terminaran su labor, el desinfectante hiciera su efecto y, posteriormente, las habitaciones fueran convenientemente ventiladas, para que, por último, el personal pudiera acceder a realizar una primera y necesaria limpieza y a continuación preparasen las camas, que habían quedado con los colchones "desnudos" por la mañana.

Jornada muy larga, dura de alguna forma y, en cierto modo, muy "instructiva".

Cuando compartes espacio por tiempo prolongado con otras personas, a poco que observes, "ves":

- Ves cómo el turno que entró a las ocho de la mañana sigue "arrimando el hombro" y sirviendo sin descanso pasadas las ocho de la tarde.

- Ves cómo hay personal que ha decidido quedar a vivir en Ovida en lugar de en sus casas (hay más, nombrar es injusto porque parece que dejas personas fuera, pero no es así... solamente puedo poner el nombre de quien conozco: gracias, Alba Melero, pero mil gracias a quienes están haciendo semejante esfuerzo y sacrificio).

- Ves cómo, de repente, no importa el color de la casaca y el equipo se vuelve uno, con una única misión.

- Ves cómo algunos de los residentes, con el paso de las horas, nos volvemos menos comprensivos, más irascibles y pretendemos respuestas que el personal que nos atiende no tiene o no nos puede dar (nunca "no quiere").

- Ves cómo es de necesario e imprescindible el distanciamiento social propuesto y pautado por el centro, ya que, inconscientemente, nos juntaríamos tal que si fuéramos imanes a la primera que no tuviésemos un "vigilante" detrás de cada uno de nosotros...

- Ves, o atisbas a ver desde la arena, también pequeños puntos de mejora (autoevaluación, que llamamos los maestros) en algún procedimiento (es fácil hablar "a toro pasado", si bien el análisis siempre es útil para el futuro); ves a quien le cuesta más dar el paso al escenario, entremezclarse con actores y público y tomar el pulso a la función, y ves a quien, sin dejar de cumplir ni por un segundo pulcra y admirablemente con su trabajo, se queda, sin lugar a desmerecimiento o crítica alguna, en lo rubricado en contrato, contrastando con la entrega (ya sea voluntaria o "medio impuesta") de otros.

Gracias y ánimo a todo el personal y equipo de Ovida (sin excepción de ninguna clase), pero, lógicamente, máxime a quienes vemos a diario, a quienes ejecutan órdenes "de arriba" sin cuestionarlas y están en primera línea, con paciencia, sin límites, dejando en la puerta las circunstancias que traen de sus hogares, demostrando profesionalidad, empatía y derrochando cariño y humanidad. Enhorabuena.

Gracias a Ovida Centro Intergeneracional por saber "ver" y por haberse anticipado en la toma de medidas y decisiones en la prevención del COVID-19. Muchas de ellas ha costado entenderlas e interiorizarlas "intramuros". Los resultados, creo, están a la vista.

Gracias y ánimo también a los residentes. No siempre comprendemos el porqué de las cosas, pero lo estamos haciendo bien. Sigamos colaborando y facilitemos el trabajo al personal en lo que podamos.

Gracias, ánimo y un mensaje de tranquilidad a las familias. Está todo en orden. Seguro que algún "detallín" podría ser de otra forma pero la atención es impecable y aquí se desviven literalmente por nosotros. Qué más podemos pedir en estos momentos.

Y, por supuesto, gracias a la UME por su labor. No solamente la realizada ayer, martes, en Ovida. También por todas aquellas tareas que están llevando a cabo en favor de la población, de forma anónima y sin protagonismos personales. ¡Bravo!

Desde el apartamento 515, vaya mi reconocimiento, agradecimiento a toda la gran familia que es Ovida y también mis disculpas por aquello en lo que, a lo largo de estos días algo más tensos, haya podido incomodar o molestar a cualquiera de sus miembros.

Un gran abrazo, mantengámonos positivos.

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