Libertad de información para una sociedad libre
Vivimos días de incertidumbre. Tras más de un mes de confinamiento en nuestras casas, ya está claro que no estábamos preparados para combatir una amenaza como el COVID-19. Hasta hora, nos sentíamos capaces de anular a cualquier enemigo, por poderoso que pudiese parecer, y nos hemos revelado frágiles a una amenaza invisible. Además, golpea donde más duele: la salud. Enfermar es un temor para cualquiera. Estar sano nunca fue tan valorado. Cuando vemos caer a nuestros cercanos, el terror se acrecienta y es justo en esos escenarios cuando otras amenazas pueden llegar a pasar desapercibidas, pese a ser realmente peligrosas.
Las ansias de poder de algunos están quedando al descubierto. Y los métodos que tratan de aplicar no pueden por menos que generar dudas.
Mientras el personal sanitario no dispone de todo el material necesario para garantizar su salud, los ciudadanos no pueden someterse a los test para saber si son enfermos o no, cuando no sabemos la cifra real de muertos en nuestro país, los que nos dirigen han iniciado una cruzada contra la libertad de información. Enarbolan la falsa bandera de luchar contra los bulos, pero la realidad nos dice que desean controlar todos los medios. Espantar la crítica y pintar una realidad paralela a la que vivimos.
Soy de los que creen que estar todo el día viendo el dolor que dejan los miles de fallecidos no es sano para nuestra salud mental; pero tampoco me parece de recibo el empeño en pintar una sociedad 'happy-flower', donde solo caben los aplausos en las ventanas a las ocho de la tarde, los ancianos que se recuperan –¡qué alegría tan grande cuando les veo curarse!– o los niños haciendo repostería en sus casas... No es eso tampoco.
Una sociedad que quiera ser libre necesita libertad de información. La gente debe poder elegir los medios con los que informarse. Hacen falta la crítica periodística, el análisis de los datos, siempre con rigor y con el principio que ha de mover a los profesionales de la información: la veracidad. No se puede consentir que afirmar que la gestión del Gobierno en la adquisición de material está siendo un desastre sea considerado una deslealtad o una traición. Es una realidad confirmada con cada error cometido.
Nuestro país se enfrenta a un escenario socioeconómico lo suficientemente importante para que los dirigentes políticos se enfrasquen en luchas sobre los bulos de la red. Combatir las "fake news" es una necesidad, pero también cabe apelar al sentido común de la sociedad para no dejarse enredar por noticias falsas. Pero de ahí a querer tutelar los medios, como parece pretender el Gobierno, dista un mundo.
Tengo el pleno convencimiento de que aquí no se darán situaciones como las que vemos en algunos regímenes totalitarios, añorados por algunos de los socios del presidente del Gobierno. Formar parte de la Unión Europea supone una garantía casi plena de cortar de raíz cualquier intento de control absoluto sobre los medios, pero todos haríamos bien en reflexionar hacia dónde queremos caminar. Adoctrinar nunca será el camino, debemos tener la libertad de elegir, aunque a alguno no le guste.
Debe rellenar todos los datos obligatorios solicitados en el formulario. Las cartas deberán tener una extensión equivalente a un folio a doble espacio y podrán ser publicadas tanto en la edición impresa como en la digital.
Las cartas a esta sección deberán remitirse mecanografiadas, con una extensión aconsejada de un folio a doble espacio y acompañadas de nombre y apellidos, dirección, fotocopia del DNI y número de teléfono de la persona o personas que la firman a la siguiente dirección:
Calvo Sotelo, 7, 33007 Oviedo