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Latidos, falsedades y pautas de pandemia

19 de Abril del 2020 - Carlos Muñiz Cueto (Gijón)

El corazón político late ambicioso por poner al Gobierno, y a los que interpretan y dirigen la lucha contra la pandemia, en un brete.

Las cosas están claras, pero algunos no quieren verlas. Si se diagnostica a un muerto por pruebas diagnósticas como muerto por COVID-19, entonces está claro: se suma uno a "Diagnosticados" y uno a "Muertos". Si se diagnostica a una persona que ha superado la enfermedad y ha desarrollado anticuerpos: se suma uno a "Diagnosticados" y uno más a "Recuperados". Si se diagnostica a un "asintomático" como portador activo del virus: se suma uno a "Diagnosticados" y otro más a "Activos" (y se le aísla). Como ven, ahora que hay más pruebas diagnosticas para detectar a cualquiera, es lógico que vuelvan a repuntar las cifras de "Diagnosticados". Pero eso no significa que haya más virus en circulación, sino que lo tenemos más identificado y controlado. Lo que de ninguna manera debe tolerarse (y algunos pretenden irresponsablemente) es que la suma de "Activos", "Recuperados" y "Muertos" no sea la cifra exacta de "Diagnosticados". De igual forma, "Recuperados", "Muertos" y "Diagnosticados" serán cifras crecientes siempre durante la pandemia, hasta llegar a un máximo cuando su velocidad de crecimiento sea nula. Mientras "Activos" (diferencia entre "Diagnosticados" y la suma de "Recuperados" y "Muertos") se hace cero.

Es absolutamente falso que las concentraciones de personas el 8 de Marzo hayan sido específicamente relevantes para esta pandemia, ya que esas mismas personas socializarían el virus en la misma ciudad por otras zonas, y da igual que lo hicieran en un lado que en otro. Lo relevante es que una semana antes no se hubiesen limitado viajes y establecido un distanciamiento social.

Ahora ya podemos analizar las pautas de esta pandemia, y lo podemos hacer mejor con la velocidad de crecimiento de "Diagnosticados" o número de casos nuevos diagnosticados por día. Pues bien, desde el 10 de marzo, la velocidad de crecimiento fue creciendo (bastante uniformemente) desde 470 casos por día, ese día, hasta 7.423 casos por día el 24 de marzo; permaneciendo luego (más o menos constante) tal velocidad, hasta el fin de semana del 4 de Abril. Puesto que los efectos del virus los vemos con un periodo de retraso que va de 7 a 14 días, está claro que esta velocidad uniforme de 7.423 casos por día es consecuencia de la alarma social previa y del propio estado de alarma decretado por el Gobierno. Porque, de no ser así, la velocidad no habría sido constante. En el entorno del 4 de abril hay un pico de 8.100 casos por día que puede ser explicado como un mecanismo de conducta del propio virus antes de reducir la velocidad o simplemente por la conducta humana del fin de semana anterior (al declararse el estado de inactividad), cuando algunos se lo tomaron como el principio de vacaciones de Semana Santa. El caso es que a partir del 4 de abril se establece una nueva velocidad uniforme de unos 5.040 casos diarios hasta el entorno del 12 de abril. Nueva velocidad uniforme y constante explicada por el estado de inactividad declarado la semana anterior por el Gobierno.

Levantado el estado de inactividad el 13 de abril, es lógico que haya cierto repunte de la velocidad de crecimiento de los "Diagnosticados", pero más que por contagios por haber entrado en la etapa de hacer más diagnósticos a toda la gente, al estar más liberada la sanidad. Aunque, eso sí, dado el desfase, los muertos seguirán creciendo. Pero también crecerán los "Recuperados" por la acción sanitaria y el control.

Es ahora cuando la actividad productiva debe volver, porque es necesaria. Aunque vigilando siempre estabilizar la velocidad de crecimiento de la pandemia y hacerla uniforme dando tiempo a la reacción sanitaria sin que colapse. De esta forma buscaremos el equilibrio de actividad productiva responsable con el distanciamiento social de los demás y la actividad sanitaria. Porque, está claro, todos vamos a ser contagiados por el virus, pero hemos de procurarle tiempo a la medicina para que nos pueda tratar lo mejor que pueda. Esto solo tiene ese fin, darle tiempo a la medicina y no caer en el caos.

Es preciso seguir con los datos del rigor científico y la aritmética simple de pandemia. No podemos entrar a manipular los datos con extrapolaciones estadísticas de funerarias con el fin de alarmar y manipular masas contra el Gobierno desde posturas inaceptables en los responsables políticos de la oposición y de las comunidades autónomas.

El rigor de la aritmética simple de pandemia en los datos (la cifra de "Diagnosticados" ha de ser la suma de "Activos", "Recuperados" y "Muertos") y el rigor en los diagnósticos nos permiten tener un modelo real del comportamiento del virus a escala como si fuera un mapa (aunque su ámbito real sea mayor). Pero, si rompemos ofuscados este mapa que nos guía, porque su escala es menor que la de la realidad (como todo mapa), perderemos el control sobre la pandemia y estaremos perdidos sin saber cómo se las gasta un bicho que nos lleva siempre catorce días de ventaja en su opacidad.

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