¿Puedo o no puedo ir a por berzas al huerto?
El confinamiento y la inmovilidad impuestos por el coronavirus nos están dejando situaciones sorprendentes y curiosas. Verán, resulta que las gentes de pueblo, los que seguimos pegados al terruño, los que mantenemos la tradición de cultivar el popular huerto para autoconsumo familiar de toda la vida, nos encontramos en estos momentos ante un mar de dudas. Y todo ello como consecuencia de la falta de claridad y de coordinación entre las distintas administraciones. El Gobierno de Pedro Sánchez, a nivel nacional, ha mantenido una posición cerrada respecto a no autorizar la libertad de movimientos a los agricultores para poder desplazarnos a atender nuestros huertos. Una curiosa anomalía y una situación paradójica, pues mientras que a mí no me dejan desplazarme al huerto a buscar unas berzas para el pote, o a entutorar y podar unos tomates, en la ciudad las personas si pueden usar el transporte público compartido para ir a trabajar. Sin embargo, yo, viviendo en la zona rural, tengo prohibido salir de mi casa para atender la huerta bajo amenaza de ser sancionado.
Para intentar saber si yo puedo o no puedo ir a por berzas a mi huerto, sin correr el riesgo de ser multado por ello, ayer me puse en contacto con la Guardia Civil de Pravia. Al otro lado del hilo telefónico un miembro de la benemérita intenta el hombre, como mejor puede, explicarme lo enrevesado del tema: "El problema que se nos plantea a nosotros es que muchas veces hay órdenes y normas que se superponen unas a otras en tan solo unas horas. Por ejemplo, desde el Gobierno central se saca un decreto, y desde la Consejería de Medio Rural de Asturias, otro, cuyos criterios en algunos casos no concuerdan", asegura mi interlocutor. Por eso me advierte: "Nosotros siempre aplicamos la normativa decretada por Madrid".
En definitiva, en mi caso concreto, por tener la suerte de que mi huerto está pegado a la vivienda, separado apenas por unos pocos metros, "no tengo ningún problema en poder trabajarlo y recolectar lo que quiera". Distinto sería si tuviera que desplazarme desde mi casa varios kilómetros; en ese supuesto las cosas ya no estarían tan claras.
Otra de las situaciones pintorescas que se están dando sobre los huertos en este periodo de confinamiento es que algunas personas residentes en las ciudades, con el argumento de tener que plantar hortalizas en el pueblo, intentan adquirir planta. Pero la picaresca ha sido descubierta por las autoridades, que han prohibido la venta de planta y semillas de hortalizas en las tiendas de las ciudades. Esto no sucede en las pequeñas villas, donde sí está permitida su venta, pues se entiende que las personas que las adquieren son clientes de toda la vida y que son para plantar en los huertos de la comarca.
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