¡Qué poco nos conocemos!
Hasta que llegó el virus a nuestras vidas éramos una sociedad que vivía al día en el más amplio sentido de la expresión, con mucha prisa para todo y mirándonos el ombligo continuamente sin importarnos demasiado los demás.
No podíamos ni remotamente sospechar que nos íbamos a ver inmersos en una situación tan tremenda, ni que tendríamos que cambiar tan radicalmente nuestros hábitos, nuestras costumbres y nuestro modo de estar en la vida. Ha tenido que llegar una pandemia como la que estamos padeciendo para vernos obligados a frenar en seco y ponerle un poco de cordura a nuestra existencia.
Cuando podamos empezar a movernos libremente de nuevo, habrán pasado varios meses desde que se decretó el estado de alarma y no solamente vamos a encontrar un país cambiado, sino que habremos cambiado todos mucho más de lo que hubiéramos podido imaginar. Un profundo cambio que va a significar un antes y un después en nuestras relaciones y en nuestros propósitos, sentimientos, proyectos y ambiciones, porque nada va a ser igual. Aunque se acabe ganando la guerra a la epidemia, el campo de batalla seguirá sembrado de minas y no podremos bajar la guardia hasta que esté absolutamente controlada. Cuando llegue ese día podremos respirar tranquilos pero nos habrá dejado una huella imborrable y la sensación de que nos conocíamos muy poco.
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