Los mayores no podemos correr, mismamente
Y mucho menos hacer deporte. ¿Dónde se ha visto a una persona de setenta y tantos correr detrás de un balón o intentando colocar al otro lado de la red de una cancha de tenis un revés liftado paralelo?
¿Pero estamos locos? Permitir a los viejos montar en bici o hacerse unos largos en una piscina municipal climatizada es un riesgo que una sociedad moderna no se puede permitir si quiere evitar el contagio de las ganas de hacer deporte a un colectivo que debería agradecer darse un paseíto y volver a casa.
Seamos sensatos. Hay que hablar muy seriamente con los abueletes de este problema porque pueden abarrotar los polideportivos y convertirse en un estorbo para los deportistas que necesiten entrenar de verdad.
Sinceramente, señores responsables de nuestra salud. No creo que sea una buena idea dejar que los mayores salgan a pasear, porque les puede dar por correr y la hemos liado.
Hay que tomar otro tipo de medidas. Es preciso dotar a los ancianitos de las herramientas que precisen para mantenerse en forma física y mentalmente. Fomentar los sudokus y hacer flexiones mañana y tarde podría ser un camino, tiene un coste asumible y son ejercicios que se pueden practicar sin salir de casa, mismamente en el salón.
Precisamente, cabalmente, exactamente, y cualquier otro sinónimo de mismamente, que, como todo el mundo sabe, es un adverbio usado coloquialmente en España para darle mayor énfasis al mensaje que queremos transmitir aunque resulte tan vulgar y arcaico como los vejetes, que bastante tienen muchos de ellos con lo que han corrido ya.
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