Un nuevo modelo de desarrollo económico para España. Necesidad y oportunidad
La crisis económica del coronavirus está generando una drástica reducción de los ingresos por impuestos (tanto directos como indirectos), al mismo tiempo provoca un elevadísimo incremento del gasto público. A través de los medios de comunicación, seguimos con interés los esfuerzos del Gobierno de nuestro país para conseguir apoyo financiero de la Unión Europea. Gran parte de dichas ayudas se destinarán a los gastos más urgentes e importantes: los derivados de la asistencia sanitaria y las ayudas sociales.
La actual crisis ha invalidado totalmente los ya poco realistas Presupuestos Generales del Estado de España. Dichos Presupuestos están en vigor desde el año 2018 gracias a sucesivas prórrogas. Si bien ya estaban alejados de la realidad antes de la crisis, el escenario actual y las previsiones económicas los han convertido en papel mojado. Se van a producir grandes desequilibrios presupuestarios. En este contexto, no bastará con realizar pequeños ajustes; son necesarios y urgentes nuevos presupuestos.
El mundo después de la crisis no va a ser el mismo. Muchos países van a aprender de sus errores y modificarán sus políticas económicas, arancelarias, monetarias, fiscales, sociales, etc. Sacarán lecciones de los peligros de la deslocalización, que han originado problemas de desabastecimiento de productos esenciales en esta crisis. Los inteligentes verán oportunidades donde otros solo ven problemas. Habrá cambios en la hegemonía económica y geopolítica global. Muchos sectores económicos sufrirán descalabros, otros nuevos emergerán.
Los ciudadanos se replantearán sus prioridades y hábitos de consumo. Incluso cambiaremos nuestras perspectivas y valores vitales.
Por todo ello, sería ingenuo y tremendamente irresponsable esperar a que llegue una recuperación económica espontánea, que nos lleve al mismo modelo económico previo a la crisis. Porque ese modelo ya no será viable.
Las tácticas cortoplacistas no permiten ganar una guerra. Lo determinante en una guerra son las estrategias. Este es el momento de empezar a sentar las bases de un nuevo modelo de desarrollo económico sostenible y competitivo. Dicho modelo económico “post-coronavirus” debe orientarse a la ciencia, las tecnologías (TIC, IoT, robotización, biotecnología...), la reindustrialización, la sostenibilidad económica y medio ambiental. No solo debemos abordar por lo tanto lo urgente ahora, debemos abordar lo importante de cara al futuro.
Los objetivos estratégicos deben partir de una visión de futuro atractiva y ambiciosa, pero realista. Una visión de un nuevo modelo social y económico más sostenible, ético, justo, equitativo. Esa visión debe ser consensuada y compartida con la ciudadanía. Y para definir esa visión y guiarnos en ese camino necesitamos verdaderos líderes. Se requieren gobernantes responsables, competentes, coherentes, que trasciendan de ideologías y sectarismos, y no nos confundan con demagogia. Necesitamos líderes que generen confianza, que nos dirijan con determinación, valores y eficacia. Es nuestra responsabilidad saber reconocerlos y elegirlos. Para ello tendremos que ser muy conscientes y objetivos.
Existe mucha incertidumbre en la actualidad, pero a pesar de ello es necesario definir y planificar esa visión y los objetivos estratégicos para su consecución. Algunas de las líneas estratégicas a considerar podrían ser, en orden de urgencia, las siguientes:
1. Asegurar la continuidad de las actividades “esenciales”, es decir, aquellas que se relacionan con sectores como la atención sanitaria, farmacéutica, alimentación, seguridad ciudadana, suministro energético, telecomunicaciones, transporte, banca, Administración pública, educación, etc., etc.
2. Minimizar el impacto económico de la crisis en la sociedad (medidas de protección social).
3. Minimizar el impacto económico en las actividades productivas más afectadas por las medidas de distanciamiento. En este apartado se encuadraría por ejemplo un plan detallado de “desconfinamiento social”.
4. Identificar y potenciar sectores estratégicos en los que fundamentar el nuevo modelo económico.
5. Reducción de despilfarro en la Administración pública.
6. Potenciación del e-government como medio de mejorar la eficiencia en las administraciones públicas.
7. Perseguir el fraude fiscal.
Las estrategias, en definitiva, deben definirse teniendo en cuenta nuestras debilidades y amenazas, pero también nuestras fortalezas y oportunidades. La clave del éxito radica en el “buen gobierno”.
“Toda la historia del mundo se resume en el hecho de que, cuando las naciones son fuertes, no son siempre justas, y cuando desean ser justas, ya no son fuertes” Winston Churchill.
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