¿Quién le asesora, señor Presidente?
Hay que reconocer que tiene Ud. buena voluntad y ganas de agradar, pero se queda en eso, que no es mucho, porque la realidad es tozuda y nos muestra siempre a un Presidente muy dubitativo y sin las respuestas adecuadas en las ruedas de prensa que convoca para hablar de los avances o los retrocesos en la lucha contra la pandemia.
Son demasiadas las torpezas en las que ha incurrido desde que empezó a comparecer frente a los medios, por lo que me voy a referir solo a las más recientes para no aburrir a los lectores. Y entre ellas las de más calado para una sociedad que ha cumplido a conciencia con su papel en esta crisis y que lleva esperando demasiado tiempo, sin salir de casa, a que el Gobierno decida por fin librarnos de este cautiverio.
Por eso, cuando el Gobierno anunció que los niños podrían hacerlo pero solo para ir al supermercado, a la farmacia o al banco, acompañados de un adulto, la opinión pública se le echó encima y se vieron obligados a rectificar de inmediato.
En su última comparecencia, el Presidente ha anunciado que el día 2 de mayo vamos a poder salir a hacer ejercicios individualmente, pero no ha precisado, a pesar de las insistentes preguntas de los periodistas, quién y cómo van a poder hacerlo. Se ha remitido al ministro de Sanidad, que informará de ello, y nos ha dejado con la miel en los labios, porque no sabemos si podremos salir todos, por grupos de edades, por cuánto tiempo y hasta qué distancia del domicilio.
Son demasiadas preguntas en el aire, Sr. Presidente, para las que no tiene respuestas. Me pregunto, y supongo que se preguntarán muchos lectores, para qué compareció usted el sábado, si lo único que hizo fue anunciar posibles medidas que se ratificarán el martes, si lo aconsejan las circunstancias, que es lo mismo que no decir nada.
Con el debido respeto, Sr. Presidente, demostraría usted que nos corresponde con el mismo respeto, si saliera a la palestra con los deberes hechos y no dejará siempre la sensación de que están actuando improvisadamente y quedando usted en evidencia, ante el pasmo de una sociedad que espera mucho más de unos gobernantes que navegan en la permanente duda y le hacen dudar también a usted, que parece tener buenas intenciones, pero se queda en las intenciones, que no es mucho.
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