Vuelva usted mañana... Si llega
Paradójicamente comienzo a escribir estas líneas un sábado cualquiera a eso las de ocho menos algo de la tarde, minutos antes de que un gran porcentaje de la ciudadanía de nuestro país se disponga a salir a los balcones y ventanas a rendir homenaje a todos aquellos profesionales que día tras día ponen en juego su salud en favor de sus conciudadanos. Gracias.
De entre todos estos profesionales hoy vengo a destacar la función del personal sanitario, la cual admiro y valoro; no obstante, en este caso mi objetivo no es rendir pleitesía, sino comentar el que espero sea el único caso aislado de mala praxis que este gremio haya llevado a cabo en esta época tan convulsa que nos está tocando vivir.
Los hechos tuvieron lugar el pasado día 14 de abril, en torno a las tres y media de la tarde, en el Centro Médico de Asturias, cuando una persona de mi ámbito familiar, de avanzada edad, se vio obligada a acudir a este centro de carácter privado en detrimento de la sanidad pública ante el temor de que esta se encontrase saturada y esperando recibir una atención rápida y de calidad, esperanza que se desvaneció de manera fugaz cuando la doctora, tras una primera asistencia facultativa ineficaz de no más de veinte minutos, se despidió, no sin antes dejar clara su consternación por atender a su paciente y sugiriendo, no con las mejores formas, que si se volviese a encontrar indispuesta no volviese por allí dado que no era momento de ir al hospital.
Finalmente, con el paso del tiempo y el agravamiento de la situación, mi familiar se vio obligada a acudir a otro centro, donde fue tratada con total profesionalidad y diagnosticada con una patología más compleja que unos simples achaques de la edad.
Con todo esto mi finalidad no es criticar nuestro sistema sanitario, ni tampoco el diagnóstico erróneo, todas las personas están en su derecho a equivocarse, pero no considero adecuado el trato recibido por parte de una profesional que, más que un trabajo, desempeña una vocación, amparada en un juramento que cuenta con una premisa tan fundamental como es el respeto, y que debe aceptar y entender que tendrá días y épocas mejores y peores, y que la gente no decide cuándo enfermar, pero que eso no debe empañar su palabra de honor ni los modales con los que trata a sus pacientes.
Me despido, con los aplausos de fondo, no sin antes reiterar todo mi ánimo y agradecimiento a aquellos profesionales que velan día tras día por el bienestar de todos, incluso a los maleducados.
Debe rellenar todos los datos obligatorios solicitados en el formulario. Las cartas deberán tener una extensión equivalente a un folio a doble espacio y podrán ser publicadas tanto en la edición impresa como en la digital.
Las cartas a esta sección deberán remitirse mecanografiadas, con una extensión aconsejada de un folio a doble espacio y acompañadas de nombre y apellidos, dirección, fotocopia del DNI y número de teléfono de la persona o personas que la firman a la siguiente dirección:
Calvo Sotelo, 7, 33007 Oviedo

