Agoreros contra Pésanchez
En un discurso –casi de situación de guerra por la pandemia del coronavirus– Pésanchez garantizó que el Estado no dejará hundirse a los ciudadanos más necesitados. “No vamos a dejar a nadie atrás. Les ayudaremos a superar este gran crisis social y económica”, clamó el presidente.
Y enseguida dispuso de 200.000 millones de euros (casi un 20% del PIB) para para frenar la hecatombe económica y social del coronavirus.
Después de esto, nuestro país quedará muy pero que muy tocado y necesitará la ayuda de la UE, de los eurobonos, o de “planes Marshall” o de como se le quiera llamar.
La propuesta española de Pésanchez en la UE pretende crear una bolsa de hasta 1,5 billones de euros que serán financiados con deuda perpetua, o sea, a fondo perdido. Algunos países nórdicos, más Holanda, admitirían un mixto entre subvenciones y préstamos y podría alcanzar en cuatro años los 5 billones de euros.
Y con esta base –avalada por la UE– el Gobierno de Pésanchez pidió ayuda a todos los partidos políticos para un gran consenso sobre “presupuestos de reconstrucción socioeconómica del país”, algo así como otros Pactos de la Moncloa del 77. Los objetivos de esa Comisión para la Reconstrucción de España serían: “Reforzar la Sanidad pública, reactivación de la economía y modernización del modelo productivo, fortalecer la protección social, los cuidados y mejorar la fiscalidad, redefinir la posición ante la UE”.
También Pésanchez ha extendido su oferta de gran consenso nacional a todas las comunidades autónomas, agentes sociales, empresarios y sindicatos.
Pero en el PP le dicen que “nanay de la China”, que si quieren algo en común tiene que ser una Comisión en el Congreso y no en el Palacio de la Moncloa.
El caso es que varios grupos políticos recelan de esta aportación del PP. Argumentan que una negociación en la carrera de San Jerónimo con un formato de mesa parlamentaria, en comisiones, no va a hacer trabajo duro a puerta cerrada, por ejemplo como ocurrió en los Pactos de la Moncloa con sesiones maratonianas.
Y es que el PP busca, ansiosamente, presidir la comisión de reconstrucción para controlar la gestión del Gobierno en la pandemia y liderar toda la salida de la crisis. Necesita Casado, y algunos barones autonómicos del PP, ponerse “medallitas de salvapatrias”.
Se le reprocha a la derecha y ultraderecha españolas que solo les interesa el poder y sacar “tajada” de esta pandemia para tumbar al Gobierno de coalición especialmente a los ministros de Podemos.
Pero ahora toca remar juntos. Y, a pesar de que el Ejecutivo de coalición ha tenido varios aciertos, también ha realizado extensas chapuzas como: imprecisiones e improvisaciones en la redacción y comunicación de las normativas. Errores en las emergencias sanitarias, económicas y de control de las personas.
Es importante resaltar que tanto bulo, desinformación, medidas dubitativas y egoísmos patrioteros son un provechoso “río revuelto” que P. Casado lo explota políticamente pretendiendo capitalizar el hartazgo ciudadano contra Pésanchez. También, varios diputados y cargos públicos de Vox y PP animan al Ejército a una vorágine de rebeldía para que propine un golpe militar contra el actual Gobierno de coalición.
¿Y por quiénes les sustituiríamos, por Dios? ¿Por los peperos valencianos o madrileños que se lo han llevado en crudo varias legislaturas? ¿O para que vuelva el socarrón y mentiroso Rajoy? ¿Queremos que regrese la cuadrilla de ministros corruptos de “Asnar”, que se ha pirado “solidariamente” a Marbella con su esposa Botella rompiendo el confinamiento? ¿O deseamos que nos gobiernen el perpetuo becario P. Casado con el ínclito A. Rivera, que huyó a no sé dónde... a pelar la pava...? Bueno, a lo mejor queremos que llegue a gobernarnos tito Abascal, Ortega Smith y cía., montados a caballo o en burro.
Todos estos, insolidarios, despotrican y desacreditan al actual Gobierno de coalición sin parar. Vox se aprovecha de este lío pandémico y busca venganza. Propone un Gobierno de “salvación” con Rosa Díez, Aznar o Felipe González para afrontar la crisis del coronavirus.
¿Gobierno de emergencia nacional, golpe de autoritarismo dado por Vox y cía. para retrotraer la voluntad popular de las urnas? ¡Qué insensatez estas amenazas –nada ambiguas– a la Democracia y al Estado de derecho!
¡Que se acabe pronto el puñetero confinamiento horripilante del COVID-19, que a este paso tendremos agoreros, cenizos y locos de atar hasta en la “sopa boba”!
Controlados por apps, geolocalizadores y mamotretos tecnológicos digitales de última generación, se sabrá quiénes podemos tener carné de inmunidad y de cordura...
Al final, “pasearemos” como zombis con mascotas de peluche y “niños felpa” hasta para ir a la vuelta de la esquina. Eso sí, sin un euro en el bolsillo ni en la cuenta corriente.
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