Meridianamente claro
Si algo queda meridianamente claro a estas alturas es que la verdad verdadera mana exclusivamente de la boca del progre. Algunos ejemplos bastan y sobran para dejarlo meridianamente claro: "El machismo mata más que el coronavirus", Cristina Almeida, que habla por experiencia (nunca se atrevió a "volver a casa sola y borracha"). "El miedo mata más que el coronavirus", Carmelo Encinas, a punto de salir para Milán si le regalaban dos entradas para el Scala, en plena vorágine de la pandemia. "La contaminación mata más que el coronavirus", Antonio Carmona, que no se quita el traje de neopreno de hombre rana por si hay que "hundir otro 'Prestige'". "Los bulos matan más que el coronavirus", por eso "no podemos aceptar mensajes negativos", Isabel Celaá, que no se quita los guantes ni para dormir.
En conclusión, si alguien se muere del coronavirus será por casualidad o por mala suerte. Eso sin tener en cuenta que no es lo mismo morir con coronavirus que morir de coronavirus. Lo mismo que no es lo mismo morirse con caspa (muchos) que morirse de caspa (probablemente ninguno). Pero, desgraciadamente, si algo queda meridianamente claro a estas alturas es que la derecha nunca aprenderá ni emulará, siquiera sea de lejos, la lealtad de las izquierdas.
Por ejemplo, la contención mostrada por los partidos y los medios progresistas cuando el Gobierno del PP se negó, con provocadora protervia, a proclamar una jornada de luto por la pérdida de "Excalibur". Afortunadamente, no hay mal que cien años dure y cuando pase esta racha y el Gobierno de coalición pueda ocuparse de las cosas serias el Ministerio de Transición Energética subvencionará como se debe la linterna de petaca.
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