Sobre el virus nos desinforman a fuer de tanta información
Maneaban a los asnos en mi pueblo con unas sogas cormas para impedirles el movimiento no fuesen al pasto. Así andamos en este mundo global, el que toca la tecla de los pensamientos nos dice lo que hemos de decir, escribir, creer o profesar. Están construyendo un sistema para ellos. Su táctica social es el embeleco. Nos duchan a cada hora con agua fría. Nos comen el coco. Nos recitan sus propios versos que huelen a los tufos y revanchas de horno crematorio... Y quien se mueva no sale en la foto.
El brollador de las redes sociales, incansable, nos suministra sin parar noticias a toda hora casi todas con “bicho” muy intencionadas y como el que no quiere la cosa. A ver quién pica. Esto es un “brainstorming”, un constante lavado de cerebro. Trabajo para Google, que no paga o me da el salario del judío, que son las treinta monedas del campo de Haceldama y me dan soga para que me ahorque.
He dejado mi blog principal, pero no puedo dejar de escribir porque a mí la acción de juntar frases es como respirar, no he cobrado un duro a lo largo de estos casi veinte años que llevo en esta bitácora. Trabajar para el turco. Esta gentuza ha sumido al planeta en una esclavitud global. Periodistas al paro, escritores a hozar.
Reverencian la bazofia de Telecinco y nos sirven mierda en copas de cristal. Dejo detrás de forma irreprochable una obra selecta hecha y bien tallada. Pero he de agachar cabeza. Tengo que decir “yes, buana”. O a la puta calle.
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