La Nueva España » Cartas de los lectores » La dignidad al final de la vida

La dignidad al final de la vida

2 de Mayo del 2020 - Emilio Serrano Quesada (xx)

Quisiera, a mi manera, según me dicta mi conciencia, ensalzar la personalidad del ser humano, ofreciéndole mi máximo respeto, en este final de soledad vivida ante el invisible y traidor virus global que nos arrasa.

Leo, con interés, en estos días, un magnífico escrito del doctor Ángel J. Lacave sobre elementos extraídos del libro titulado “Persona”, de Julián Marías. Conocí al autor hace años en los premios “Príncipe” y siento admiración por su obra. Nos muestra un especial estudio sobre las personas al considerarlas como la realidad más importante y misteriosa del mundo.

El sólido cimiento de estas afirmaciones me lleva a ofrecerles estas líneas en recuerdo de todas aquellas que, en soledad, han perdido sus vidas sin ser acompañadas. Pienso en ellos que se han ido sin mano amiga que estrecharse la suya en su despedida, y lo hago bajo la tristeza de lágrimas de dolor. Mi rostro se llena de amargura. Mi disgusto es amplio. Mi ilusión perdida. Mi esperanza rota. Sólo me queda la fe que me acompaña. Surge una oración que anima mi confianza al pensar que les guió la providencia.

Pienso en ellos, digo, y esa vida que se les fue. En ese mundo inesperado de que en soledad les señaló el final del camino. También en cuál fue su último pensamiento abrazados a sus silencios. Seguro que en su lucha, paciente y resignada, gozaron de una luz de esperanza que les acompañó a su final destino.

Sabido es que nacemos para morir y en ese recorrido nuestra dignidad nos hizo conocer que la vida no es un mercado donde se compran y se venden los sentimientos. La vida es amor y compañía. Es amistad y afecto compartido. La vida son momentos de felicidad buscada. La vida es voz, silencio, ilusión y fe. La vida es ofrecer respeto y entrega a los demás. Larga sería su lista de consejos que, al ser cumplidos, nos darían una hermosa realidad tras su logro.

SUMARIO: En recuerdo de todas las personas que han perdido la vida en soledad

DESTACADO: Me pregunto con cierto dolor si esta pandemia que vivimos nos descubre y pone de manifiesto cómo valoramos a los seres humanos, en determinadas circunstancias, y hasta qué punto se estima su dignidad al final de sus días

Todo este equipaje de sentimiento seguro que habrá sido la confesión íntima de los que postrados en el lecho al amparo de sus silencios barnizarían su memoria de recuerdos. Se dirían, a sí mismos, acepto la presencia de una nueva vida y la espero con el alma enamorada. Con la mano tendida a la esperanza. Con el afecto de familia y amistades. En definitiva, con dignidad cristiana.

Sumido en estos pensamientos paseo por el jardín de la casa de mi aldea. Me encuentro triste esta mañana de gris pálido en el cielo. Estoy lleno de silencios acompañado tan solo por una brisa suave y tierna que trata de dar energía y fuerza a mi cuerpo cansado y a mi alma fatigada.

Sigo pensando en ellos. Me toca la noticia y siento dolor ante la pérdida de Félix, un familiar, con el que hablé hace unos días. Camino lento y vuelven mis recuerdos. Se me escapa un rezo y pido a Dios clemencia para todos ellos.

Me apunta un eco, en la lejanía, que así es la vida que camina día a día. Que avanza fugaz. Que nos llena de imprevistos. Que sabe de alegrías y tristezas. Que nos dice alto y claro que tenemos que cambiar. Que nos ofrece el consejo de ser mejores. Que sigamos el camino: de nuestros antepasados, cimiento de nuestras vidas. Que respetemos el honor heredado tratando de buscar el mejor de los destinos. Así las cosas, seamos valientes ante el futuro incierto.

Ante estos aconteceres vuelve a mi memoria a las palabras iniciales del filósofo Marías y el doctor Lacave en sus escritos sobre la dignidad de las personas y mi modesto pensar se hace noria que llena, vacía y riega la parcela por donde corren las aguas de mis dudas.

Es entonces, Dios me perdone si cometo error alguno, cuando me pregunto con cierto dolor si esta pandemia que vivimos nos descubre y pone de manifiesto cómo valoramos a los seres humanos, en determinadas circunstancias, y hasta qué punto se estima su dignidad al final de sus días.

Tengámoslo muy presente. No olvidemos nunca que todos estamos en la necesidad de ser dignatarios y ejercer esa elevada función con nobleza y equilibrio de conciencia, cumpliendo con respeto, honradez y cariño determinadas normas.

Les dejo con esta sentida meditación.

Cartas

Número de cartas: 49009

Número de cartas en Diciembre: 132

Tribunas

Número de tribunas: 2175

Número de tribunas en Diciembre: 3

Condiciones
Enviar carta por internet

Debe rellenar todos los datos obligatorios solicitados en el formulario. Las cartas deberán tener una extensión equivalente a un folio a doble espacio y podrán ser publicadas tanto en la edición impresa como en la digital.

» Formulario de envío.

Enviar carta por correo convencional

Las cartas a esta sección deberán remitirse mecanografiadas, con una extensión aconsejada de un folio a doble espacio y acompañadas de nombre y apellidos, dirección, fotocopia del DNI y número de teléfono de la persona o personas que la firman a la siguiente dirección:

Calvo Sotelo, 7, 33007 Oviedo
Buscador