Educar en valores y disciplina
Con anterioridad esa labor la realizaba la Iglesia y el profesorado hasta donde podía su capacidad y buen hacer. Ahora los niños son educados en la mayor de la permisividad y sin disciplina, es que no se la pueden dar, los profesores están atados de pies y manos ante la ley del Menor; fueron casi tratados de abusadores, maltratadores o incluso de pederastas en ciernes. Un cachete es considerado un maltrato en toda regla, el castigo se dice que es una manera de descontrolar las mentes del menor. Le quitaron la autoridad en todos los ámbitos a profesorado, incluso a los padres. La exigencia y el respeto es voluntario, ya que nadie les puede corregir, todo está encaminado a criar energúmenos, que luego veremos maltratar a profesores, padres, abuelos y parejas. Con esa crianza envalentonada por la carencia de disciplina se creen dueños de sus adicciones aun cuando perjudiquen al entorno. Hemos sacado remesas de manadas de sujetos que violarán en grupo, pegarán a padres y profesores y luego esperamos a que mejoren por ellos mismos.
No es culpa de ellos, nosotros somos los culpables, así como muchos denunciábamos los cementerios vivientes en que estaban convertidas las residencias de ancianos desde hace muchos años, donde primaba el negocio y las administraciones mirando para otra parte, aun cuando tenían obligación de supervisar con inspecciones periódicas que eran una pantomima. La dejadez trae esas cosas, luego es tarde. Así ocurre con la educación de nuestros niños y adolescentes, caprichos a raudales y permisividad, solo predecirá un mañana peor que el actual, difícil de interpretar con consecuencias desastrosas sin esa responsabilidad de quien está y decide dedicarse a gestionar y tener poder de decisión.
La vida es más que derechos, antes los deberes de todos. Nadie se estropea (todo lo contrario) por exigirle: responsabilidad, dedicación, entrega, sacrificio, solidaridad, respeto...
La vida hay que honrarla para disfrutar de ella, la comodidad y el conseguir todo con la colaboración estelar de papas sin la disciplina necesaria logrará solo hombrecitos de cartón.
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