Rappel hotelero
Como término apropiado en el argot del alpinismo, hablar de rappel es descender, lo cual, siempre y según la experiencia, conlleva el mismo riesgo que la escalada.
La idea es que a mi juicio resulta prematura la apertura de hoteles y apartamentos turísticos para el día 11 de mayo. Esto me lleva a considerar que los hoteles se convierten en una prueba de riesgo que el Gobierno no evaluó con rigor suficiente.
Un hotel es un servicio, un espacio donde, en muchos casos, se convierte en un lugar en el que se conjugan el bienestar, el relax, el encuentro y el disfrute. Un hotel no es una llave o un código en las puertas, no es una habitación con baño, el hotel bien entendido es el destino elegido por los y las viajeras que buscan interactuar entre lo urbano y lo rural, entre lo personal y lo privado.
El hotel que contempla el último decreto del Gobierno, tal vez alentado por grupos empresariales, es la idea de hotel que pretende albergar aquellas demandas que sin más buscan el tránsito de maletas, que en este caso y según el decreto encuentran limitada su movilidad a la propia comunidad.
Los que apostamos y trabajamos bajo la inspiración del hotel rural nos ocupa una preocupación que no es otra que la de la seguridad entendida como medida y práctica hacia nuestros viajeros y nosotros mismos. El riesgo debe entenderse como multiplicado por tantas habitaciones de las que disponga el hotel y pese a la estrictas y escrupulosas medidas de higiene, la buena práctica conlleva altos riesgos sin que sea garantía absoluta ya que en una estancia de hotel intervienen múltiples factores de riesgo.
Los que entendemos que un hotel no es un mero tránsito de viajeros y viajeras de ida y vuelta, apostamos por que sí sea un espacio donde convivir y disfrutar de zonas y espacios compartidos y privados, jardines, salones, bibliotecas, salas de desayuno y lectura...
En el aspecto laboral la presión de las grandes cadenas por tener dispuestas un determinado número de habitaciones lleva consigo la pérdida de rigor en cuanto a la seguridad de quien lo realiza.
En cuanto al aspecto económico, la viabilidad de un resultado óptimo económicamente es muy limitada y escasa ya que con viajeros de una misma comunidad difícilmente puede generar beneficios capaces de cubrir los gastos que generan una apertura.
La práctica hotelera es el resultado de un turismo de intercomunicación entre comunidades y países que buscan una experiencia nueva en el ámbito del paisaje, de la gastronomía, de la oferta cultural y de ocio.
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