Caronte aguarda
Dos prestigiosos medios de comunicación internacionales, poco sospechosos de apostar por gobiernos de izquierdas, “The New York Times” y “The Financial Times”, publicaban recientemente: “De todos los gobiernos europeos, sólo España cuenta con una oposición incapaz de colaborar con su gobierno para hacer frente a la pandemia y práctica una oposición implacable”. No deja de ser relevante, en términos globales, que la prensa internacional “hermana” de la prensa conservadora española, como el “ABC”, se fije y destaque estas características de nuestra política interna.
En otros textos, por mi parte, he definido la trayectoria política del PP como gobierno/oposición necrófilos por su tendencia a utilizar los muertos en beneficio político propio. Si grave y miserable es esta manera de hacer política en un país de Europa, no menos grave es nuestra secular tendencia cainítica. Decía Miguel de Unamuno: “Lo malo no fue tanto lo de Caín, como lo de los cainitas posteriores”, y mi admirado director de cine británico, Ken Loach, supo extraer como nadie la secular “costumbre” de la izquierda española a su afición por Caronte, plasmada en una memorable escena de la película “Tierra y Libertad” donde soldados republicanos refugiados en sus trincheras discuten acaloradamente sobre las “esencias” de la izquierda, es decir, si son galgos o podencos, mientras el fascismo avanza imparable hasta hacerse con el poder.
El actual gobierno de coalición de izquierdas, el primero en 42 años de democracia, se parece mucho a lo que ocurría en las trincheras de la Batalla del Ebro. Es verdad que el actual es el primero que se constituye tras la recuperación de la democracia y, por tanto, los roces y discrepancias “van en el sueldo”, pero ello jamás debería salir del Consejo de Ministros (como ocurre, por ejemplo, con el gobierno de coalición alemán) y peor aún en plena batalla contra el coronavirus y la titánica tarea de recuperar al país de la pandemia económica que nos está dejando el covid-19. Lejos de ello, el fantasma de las trincheras de Loach y el Caronte de Goya vuelven hacer acto de presencia como una maldición llorada y contada por Valle-Inclán, Unamuno, Machado, Quevedo... para regocijo de la derecha conservadora y la fascista, que una vez más vuelven a unirse como hace 88 años (CEDA) lo hicieron contra los gobiernos republicanos de Azaña, Largo Caballero y Juan Negrín.
De fracasar el actual gobierno de izquierdas por su cainismo antropológico, me temo que muchos abandonaremos lo que fue un proyecto ilusionante y dejaremos a sus responsables que sigan discutiendo si son galgos o podencos.
Málaga, 3 de mayo de 2020 (50 días de confinamiento).
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