La dignidad de los mayores
Nadie pone en duda que todos los españoles tenemos derecho a terminar dignamente nuestros días, y, sin embargo, este precepto, que debería ser sagrado, se ha roto en mil pedazos como consecuencia de la pandemia.
Los hospitales se han visto desbordados, con infinidad de enfermos graves esperando, en urgencias, a ser atendidos, a tener una cama, un lugar en una UCI o un respirador, para seguir palpitando. Lamentablemente el caos generado en los peores momentos de la crisis se ha llevado por delante muchas vidas, la mayoría de las cuales, de personas de más edad, se podrían haber evitado si se hubiera dispuesto del soporte sanitario adecuado.
El impresionante esfuerzo y dedicación del personal sanitario no han sido suficientes y han tenido que contemplar, impotentes, por falta de medios, fatales desenlaces.
Algún día se medirá el verdadero alcance de una tragedia que se ha cebado injustamente con los mayores, al no haber podido ser atendidos convenientemente, y se exigirán responsabilidades, aunque sirvan de poco consuelo a los familiares que hayan tenido que sufrir sus consecuencias.
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