El patriarca del clan Gabarri
Es tristemente habitual encontrar ejemplos de mala praxis periodística relacionados con el Pueblo Gitano en artículos, reportajes o columnas de opinión, pero lo que me he encontrado el pasado sábado, 2 de mayo, en LA NUEVA ESPAÑA, ha conseguido superar, con creces, cualquier expectativa.
Y es que utilizar unas declaraciones para construir discursos con un tufo tan salvajemente racista y antigitano es una curiosa muestra del “virtuosismo” más rancio e intolerante.
Cuando una “periodista” se interesa, aparentemente, por acudir a las personas implicadas como fuente de información (en este caso concreto, a mí mismo), a menudo se comete el error de presuponer que ese interés es real y que la intención no es otra que dar una visión objetiva de una situación (en este caso, cómo están siendo para el colectivo de vendedores ambulantes las consecuencias de la terrible crisis que estamos viviendo).
Por eso, cuando lo que me he encontrado ha sido un nuevo ejemplo de transmisión, desde un medio de comunicación, de ese antigitanismo tan instaurado ya en nuestra sociedad, no he podido evitar sentirme decepcionado, indignado y también utilizado, como un simple instrumento para la perpetuación de esos estúpidos prejuicios y estereotipos que tanto dolor ocasionan.
Así, mientras yo trataba de exponer el día a día de mi familia y la situación que están viviendo los vendedores ambulantes (gitanos y no gitanos), la “periodista” en cuestión consideraba oportuno añadir “vistosos” términos para hacer la noticia más interesante y, de paso, para eludir la utilización de la palabra gitano, tan “políticamente incorrecta”.
De este modo, podemos leer términos como “clan” (habitualmente asociado a actividades delictivas) en lugar de hablar de “familia”, “patriarca” (término no gitano, impregnado de connotaciones negativas, erróneamente empleado para referirse a hombre o mujer de respeto y también asociado a ámbitos mafiosos y delincuenciales), o “integración” (término muy ofensivo para la comunidad gitana, puesto que, como ciudadanos españoles, no tiene ningún sentido), en lugar de “inclusión social”.
Todo esto deja bastante en evidencia tanto a la “periodista” como a la publicación para la que trabaja, manifestando una absoluta falta de respeto y de profesionalidad, así como un notorio desconocimiento de las Guías de Lenguaje Inclusivo.
Por tanto, como “Patriarca” del “Clan Gabarri”, ruego encarecidamente que hagan lo posible por evitar atentar contra la dignidad de las personas gitanas en futuras publicaciones.
Muchas gracias.
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