Hay que ajustar el enfoque
Nadie podía sospechar que un ser microscópico nos habría de robar el mes de abril, y no solo eso. Imposible imaginarse que en pleno siglo XXI un enemigo de tal calibre iba a limitarnos derechos fundamentales que parecía que nunca nadie nos podría arrebatar. Con la declaración del estado de alarma se constriñe la democracia, aunque lo soportemos de buen grado. Se ha puesto en cuestión el sistema sanitario del que tan orgullosos nos sentimos. Una parte de la sociedad ve amenazada su subsistencia diaria.
Voló la Semana Santa, y Ramos y Pascua. La primavera está muerta. Los niños, la generación del futuro, ninguneados a la condición de animales de compañía, tendrán este sueño presente en sus vidas. Los abuelos, los más castigados, son la excusa para proclamar duelos y exhibir lutos que ellos ya sufrían, olvidados por una sociedad egoísta que hace ya tiempo los encerró en vida.
Y el verano durará lo que tarde en llegar el otoño. Y no será el verano anhelado. El Santo Patrón se verá huérfano de romeros. Aunque como estamos rodeados de tantos sabios neumólogos, virólogos y epidemiólogos expertos en diagnosticar a posteriori, tal vez nos traigan una solución definitiva. También sufrimos el bombardeo continuo de opinadores de toda condición para señalarnos el camino y asegurarnos que el futuro ya no será igual.
Y es posible que, tras este periodo de reflexión, haya aspectos en los que salgamos ganando. Distinguiremos lo fundamental de lo accesorio. La familia y la amistad saldrán reforzadas. El denostado comercio de proximidad recobrará vitalidad. Nunca más seremos rácanos con la Sanidad pública. Puede que si aprendemos la lección viviremos en un mundo más justo. Pero hemos de estar vigilantes, igual que está apareciendo, y se demuestra a diario, lo mejor del ser humano, también asoman las garras de los buitres que quieren sacar tajada del mal ajeno.
Cuando todavía estamos inmersos en el gran conflicto, no cesan las prisas por abordar los problemas derivados de ello. Día a día no cesan las machaconas demandas de ayuda para todo tipo de colectivos. Todo el mundo tiene sus razones y todo el mundo debería saber de dónde partimos. Urgen soluciones para abordar una deuda imponente, mejorar la Sanidad y otros servicios y al tiempo destinar fondos para ayudar a todo el que lo necesita. ¡Que hablen los listos!
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