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¡Que inventen ellos!

11 de Mayo del 2020 - Ramiro Álvarez Santos (Madrid)

Este artículo va destinado a las autoridades académicas, docentes, discentes actuales y futuros, a modo de orientación universitaria, profesionales y empresarios de los diferentes sectores industriales y administrativos. Estos últimos deben conocer que la fiabilidad o probabilidad de buen funcionamiento "vende y proporciona seguridad humana, técnica y jurídica", ya que, el producto que cumpla con ella, resulta, además de fiable, disponible, mantenible, seguro y más competitivo. La Fiabilidad comienza con el "Big-Bang" (Gran Explosión) hace 13,73 ± 0,12 GAños de 8.000 h. Aunque desconocida, ya existía. Para el sistema cíclico "Universo" se puede deducir una tasa de fallos de 1/e23., del ciclo de vida del universo y una fiabilidad de 99,9999999.%. La "fiabilidad" ya existía antes de ser utilizada, como existen los exoplanetas que aún no se han descubierto. El hacha de mano de sílex u "obsidiana" del Paleolítico Inferior, tenía una fiabilidad 1, es decir, éxito seguro, sin fallo, si se utilizaba adecuadamente (hoy decimos según requisitos de empleo). Desde los años 20 hasta los 2.000, el desarrollo histórico de la fiabilidad se puede caracterizar por tres etapas o fases. La primera, denominada Calidad, para valoración del defecto; la segunda, denominada Fiabilidad, para valoración del fallo-tiempo de funcionamiento; la tercera, denominada Confiabilidad, para valorar además de la fiabilidad, la disponibilidad, mantenibilidad y seguridad de producto, La ingeniería de fiabilidad, muy implantada en las universidades y los sectores académicos y de investigación y desarrollo e industriales mundiales, como, por ejemplo, el de USA, donde desde hace más de 60 años, ofertan los tres niveles de formación académica superior, o sea, los de grado, master y doctor, y también con una gran actividad de eventos como, por ejemplo, jornadas, congresos nacionales e internacionales, pudiendo citar el anual conocido por el acrónimo RAMS. Resultando en consecuencia, una elevada producción científica y herramientas software de aplicaciones para resolverla en los diversos sectores industriales. En España su implantación es minoritaria en los sectores mencionados, aunque, a pesar de ello, existen algunos grupos de actividad en esta ingeniería, autodidactas o formados fuera, y, a pesar de ello, ya se han hecho varias tesis doctorales sobre fiabilidad en algunas universidades, como la Politécnica de Madrid, la de Vigo, y la de Las Palmas de Gran Canaria. En el resto del mundo (Europa y Asia) no todas las universidades incluyen estas titulaciones y solo ofertan algunas asignaturas de fiabilidad transversales con la presencia de algunos grupos excelentes de trabajo e investigación. En la actualidad los egresados de nuestras universidades presentan unos perfiles profesionales con las habilidades y destrezas necesarias para resolver "cómo se hace y cómo funciona el producto", pero no las que habilitan para saber resolver las tareas de cuando, cuánto y cómo falla dicho producto, es decir sin maestría en Ingeniería de Fiabilidad. Para calificar este "vacío formativo actual", en nuestro entorno académico e industrial, los lectores de este artículo se puede plantear, a modo de autoevaluación, un listado de cuestiones generales, como las siguientes: ¿Qué es la fiabilidad? ¿Qué es la confiabilidad? ¿Qué significa el acrónimo RAMS? ¿Cómo se valorar y se mide'? ¿Cómo se determina? ¿Cómo se especifica?¿Qué tareas de confiabilidad hay que resolver? ¿Metodología aplicable? ¿Cuánto cuesta? ¿Resuelve las garantías y el dimensionado de los stocks de repuestos? ¿Dónde se investiga y enseña? ¿Perfil profesional e inserción laboral? ¿Cómo se organiza y gestiona? ¿Prospectiva de la fiabilidad a corto y medio plazo? En los últimos 100 años los valores de las tasas de fallo por unidad de producto han ido mejorando sucesivamente, en paralelo con el desarrollo de las ideas científicas y su aplicación a las nuevas tecnologías, desde la unidades en tanto por ciento y hora (%), las de millón 1/eM (símbolo M), mil millones o gigas 1/eG (símbolo G), es decir, una mejora exponencial, para poder cumplir las especificaciones requeridas demandados por los diferentes sectores industriales, (gran público ,profesional, médico, militar, automoción, espacial). No así la formación de los egresados de las universidades españolas, excepto las citadas, lo que supone una dificultad para encontrar titulados con perfil profesional habilitante en ingeniería de fiabilidad y, por lo tanto, con las habilidades y destrezas acreditadas para resolver las tareas inherentes de fiabilidad, disponibilidad, mantenibilidad y seguridad de producto mientras que otras, como las de USA, se actualizan e imparten los tres niveles académicos citados, En un futuro inmediato la prospectiva, de las actividades de investigación y desarrollo surgirán, por razones de tamaño, costo competitividad y fiabilidad, nuevas tecnologías y materiales (superconductores, grafeno, nanotecnología, micromecánica, mecatrónica, tratamiento de grandes datos,, inteligencia artificial, robótica, etc.), cuyas aplicaciones a nuevos productos interesaran a todos los sectores industriales (espacio, automoción, electromedicina, etc.), y con especificaciones o requisitos de tasas de fallo que garanticen la funcionalidad del ciclo de vida, cada vez más exigentes, pasando las unidades de las tasas de fallo a millón de millones o teras 1/eT (símbolo T). ¿Estarán los perfiles de los egresados de nuestras universidades adaptados para resolver las tareas con esta evolución de la fiabilidad? Sera muy poco probable, si los planes de formación no siguen dicha evolución, como ha ocurrido hasta ahora. No se ha aprovechado la oportunidad del plan Bolonia para la educación superior. Es de esperar que no sea así, porque de lo contrario: ¡Que inventen ellos!

Ramiro Álvarez Santos, catedrático de la UPM, académico correspondiente de Ciencias, Bellas Artes y Letras de la Nacional de Francia y Miembro de la SRE (Society of Reliability Engineers)

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