Desde el centro de salud de Tapia de Casariego
A todos los supervivientes: se acabó, no sé si la guerra, pero sí la batalla que hemos luchado estos últimos dos meses; y hemos ganado, de momento.
Ha sido una lucha extraña. Hemos luchado desde la retaguardia unos, encerrados en casa, desde las trincheras o desde el mismo campo de batalla, otros muchos, empleados de supermercados, de gasolineras, de ayuntamientos, de quioscos, de estancos, de Correos, de oficinas bancarias, basureros, veterinarios, camioneros y transportistas, ganaderos y agricultores, y también nosotros, todos los que componemos ese amplio grupo de los que nos dedicamos a la sanidad, administrativos, limpiadoras, operarios de mantenimiento, auxiliares, enfermeros, médicos.
Nos conocéis a todos, cada uno de nosotros tiene para vosotros un nombre concreto. Y viceversa. Lo extraño también ha sido experimentar en nuestra misma piel la inversión de papeles: nos habéis cuidado, mimado incluso, como si nosotros fuéramos estos días, estas semanas, los auténticos pacientes. Habéis aceptado desde el principio, casi a ciegas, que el estar recluidos iba a ser la mejor táctica para ganar al enemigo, y habéis cumplido. Habéis aceptado estoicamente todos los cambios organizativos que nos han sido impuestos, aunque eso conllevase un cambio radical en la forma en la que os acercabais a los centros de salud de Tapia y de La Caridad. Habéis buscado hasta debajo de las piedras todo aquel material que pudiera sernos útil, cuando los EPI, las mascarillas, los guantes, todo, escaseaba. Nos habéis comprado un poco de todo, nos habéis donado monos de protección, nos habéis hecho pantallas faciales, nos habéis dado guantes especiales y mascarillas también. Habéis pensado incluso en regalarnos frutas, bebidas, comida. Habéis enviado mensajes, correos, whatsapps, cartas de ánimo. Habéis aplaudido todos los días a las ocho de la tarde. Todo, absolutamente todo eso nos ha sido no útil, sino casi diría imprescindible. Y no sé a qué concederle más importancia, porque todos esos gestos han significado una cosa: cariño y respeto por nuestro trabajo. Os aseguro que hemos recibido cada detalle, cada paquete, cada carta, como un regalo que lo era, pero hecho abrazo, ánimo y coraje para seguir en la batalla. Gracias.
De principio a fin. De marzo a casi todo mayo. Cada día, cada uno de todos los días de cuarentena, de encierro, de pelea contra este maldito virus que también se ha llevado a algunos vecinos de estas tierras, las nuestras. Esta guerra se podría decir que lo ha sido no de guante blanco, pero sí de batas blancas. Y no ha habido una bandera blanca de rendición, sino que ese mismo color es el que representa nuestro triunfo hasta ahora, el triunfo de todos, de todos y cada uno de vosotros también.
Gracias.
M.ª J. Ferrería y compañeros del centro de salud de Tapia - La Caridad
Debe rellenar todos los datos obligatorios solicitados en el formulario. Las cartas deberán tener una extensión equivalente a un folio a doble espacio y podrán ser publicadas tanto en la edición impresa como en la digital.
Las cartas a esta sección deberán remitirse mecanografiadas, con una extensión aconsejada de un folio a doble espacio y acompañadas de nombre y apellidos, dirección, fotocopia del DNI y número de teléfono de la persona o personas que la firman a la siguiente dirección:
Calvo Sotelo, 7, 33007 Oviedo

