Carta de despedida a don Carlos Manuel Vázquez Álvarez, anestesiólogo del HUCA, de sus eternos residentes de Anestesiología
Querido Carlos, jamás pensamos en tener que despedirnos así, antes de tiempo; qué huérfanos nos dejas, cuánto vacío sin ti. No podemos más que agradecer toda tu vida dedicada a la anestesiología, a tus pacientes y residentes.
"¡Oh, capitán, mi capitán! Nuestro azaroso viaje ha terminado; el barco capeó los temporales, el premio que buscamos se ha ganado; cerca está el puerto, ya oigo las campanas, todo el mundo se muestra alborozado, la firme quilla siguen con sus ojos, el adusto velero tan audaz".
Las palabras buen médico, buen compañero y magnífico amigo resuenan estos días, ¡qué gran anestesista, qué gran persona! Suerte poder llamarte maestro, poder llamarte amigo. Cuántos hemos pasado por tus manos, a cuántos polluelos has acogido con tu inmensa generosidad, cariño y paciencia. En cada cosa que hemos aprendido a tu lado estás tú, haciendo que florezca el gran orgullo que sentimos por haber podido compartir camino contigo.
"Oh, capitán! ¡Mi capitán! Levántate y escucha las campanas; levántate -por ti la enseña ondea- por ti suena el clarín; por ti son las guirnaldas y festones -por ti se apiñan gentes en la orilla; por ti claman, la inquieta masa a ti se vuelve ansiosa".
Cuánto tenemos que agradecerte tus residentes, nos cuidaste como hijos, nos enseñaste a ser anestesistas y personas, siempre orgulloso de cada logro, celebrando que "por fin nos casas", hablando a nuestros futuros hijos en las "barriguitas". Soltarnos de tu mano va a ser duro.
"Mi capitán no contesta, están sus labios pálidos e inertes; mi padre no es consciente de mi brazo, no tiene pulso ya ni voluntad. El barco sano y salvo ha echado el ancla, el periplo por fin ha concluido; del azaroso viaje, el barco victorioso regresa logrado el objetivo".
Alma llena de generosidad, "ser de luz", eso es lo que eres, capaz de transformar este inmenso dolor en sonrisa solo con pensarte. Quién nos va a contar qué sucede en cada rincón del hospital, quién va a venir a abrazarnos, quién nos va a consolar y animar. Cuántos somos "Bellucci tres" gracias a ti.
Nos toca volar solos hasta que nos volvamos a encontrar, guíanos desde donde estés, nosotros te cuidamos el quirófano.
Gracias por tanto, maestro; hasta pronto, amigo; te queremos, capitán.
Carmen Noguerol, María Estrada, Isabel Fernández y Diego Cachero
* Extracto del poema "¡Oh, capitán! ¡Mi capitán!" de Walt Whitman
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